Los análisis de rendimiento utilizados actualmente en el comercio minorista se limitan a la evaluación de los distintos índices de rendimiento de forma aislada. La metodología del Análisis Envolvente de Datos (DEA) ofrece la posibilidad de generar un índice de eficiencia único y más completo, basado en la relación ponderada entre los productos generados y los insumos necesarios para ello. A diferencia de otras técnicas estadísticas, que utilizan medidas de tendencia central para evaluar y comparar unidades productivas entre sí, la metodología DEA las compara con las mejores, proporcionando así oportunidades de benchmarking, resultando más rica en el apoyo a la toma de decisiones. Considerar la opinión de expertos en el modelo, especialmente en lo que se refiere a la eficiencia, se convierte en un punto imperativo hoy en día, para dar credibilidad a los resultados y hacerlo de forma más sencilla es un diferencial. La creación y simulación de unidades de producción artificiales, o no observadas, es una alternativa viable y ventajosa para incorporar el concepto de eficiencia en el modelo DEA, dados los problemas que se pueden encontrar a la hora de elegir restricciones en los pesos. En este artículo se presenta la aplicación de todos los puntos discutidos anteriormente a un caso real de comercio minorista, proponiendo un índice de evaluación de tienda única basado en la metodología DEA, incorporando la opinión de expertos sobre la eficiencia a través de unidades productivas artificiales.
1. INTRODUCCIÓN
Aumentar la rentabilidad es el principal objetivo de las empresas, convirtiéndose en un factor crítico en sectores altamente competitivos como la venta minorista en supermercados. En este sector, la situación se ha agravado aún más con los cambios en los hábitos de consumo, las adquisiciones, fusiones e incorporaciones de grandes cadenas.
En escenarios complejos, es fundamental optimizar los procesos para mejorar el rendimiento y, para ello, es imprescindible disponer de una metodología eficaz y completa de medición de resultados para su seguimiento y corrección.
El sector de los supermercados utiliza la facturación y el beneficio neto (ADVANCE, 2004) como principales indicadores. Sin embargo, éstos no proporcionan una visión clara de los focos de mejora de los resultados, ofreciendo únicamente indicaciones para la reducción de costes y/o el aumento de los márgenes. Otros índices muy utilizados son: la facturación por empleado, la facturación por TPV (punto de venta) y la facturación por m2 (de superficie de venta), que pueden ser útiles para fijar objetivos y realizar evaluaciones comparativas entre empresas del sector.
En la actualidad, el sector minorista no dispone de una metodología de evaluación que combine las distintas variables que intervienen en el proceso final de venta con el objetivo de realizar una evaluación conjunta, por lo que no es posible señalar los comercios eficientes, así como lo que debería hacerse para que los no eficientes lo fueran.
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