Las pandemias siempre han aparecido en numerosas manifestaciones a lo largo de la historia. El devastador brote de COVID-19 a principios de 2020 pero, el mundo sigue en sus garras. Ya se han perdido más de dos millones y medio de vidas en todo el mundo. La magnitud del Coronavirus ya ha producido efectos que cambian fundamentalmente las acciones de los estados sobre las enfermedades infecciosas a nivel mundial. También ha puesto de manifiesto el poder de una enfermedad que puede ser tan mortal y extendida como para paralizar la vida de forma abrupta y total. Además, ha puesto de manifiesto la grave debilidad de los Estados en su preparación nacional para responder a esta pandemia mundial. Es oportuno y necesario abordar este tipo de pandemias. Los estados ya han estado trabajando duro para controlar y aliviar los efectos potenciales de las enfermedades infecciosas. Como parte de ese trabajo, debería ser posible ahora que la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, de 45 años de antigüedad, se encuentra en una nueva línea de salida. Es de esperar que la comunidad internacional lleve a buen puerto los prolongados debates sobre el funcionamiento serio de la Convención. Este documento ayudará a identificar las posibles opciones que los Estados Partes deberían debatir para reforzar la Convención, mejorar su potencia y su aplicación en la próxima 9ª Conferencia de Revisión de la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, que está previsto que se celebre en noviembre de 2021.
Introducción
La pandemia del covid-19 marcará sin duda la historia del siglo XXI. Sus terribles consecuencias, muertes masivas y enorme coste económico han puesto de manifiesto la debilidad del sistema sanitario y de bioseguridad mundial y de la arquitectura general de paz y seguridad del mundo.
Con su considerable impacto en los más vulnerables, esta pandemia ha inducido una recesión, ha hecho retroceder décadas de desarrollo y ha puesto en apuros a cientos de millones de personas. Hasta ahora, el régimen de la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas (CABT) ha tenido un gran éxito a la hora de limitar la adquisición, posesión y uso de armas biológicas, pero también es un hecho que el Coronavirus ha golpeado al primer mundo, originándose en Wuhan (China) y extendiéndose por Europa y Norteamérica, que han tardado relativamente poco en predecir y apreciar el potencial perturbador del virus.
Así pues, esta pandemia que apareció como una amenaza mundial ha puesto a la CAB bajo una enorme presión. A pesar de sus elevados objetivos y su amplio alcance desde su creación, este régimen ha sido tachado a menudo de poco más que un "pacto entre caballeros", que ofrece medios para subrayar el buen comportamiento de las partes con poca intención de violar sus disposiciones, pero al mismo tiempo proporciona medidas capaces de impedir que los proliferadores dedicados adquieran una capacidad ofensiva de armas biológicas.
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