Este artículo de revisión surge de la investigación 2022 sobre la enseñanza de técnicas de modulación digital en ingeniería a través de la teoría del aprendizaje experiencial en la Universidad Francisco de Paula Santander y la Pontificia Universidad Javeriana. Enfocado en los resultados de aprendizaje de los futuros ingenieros, el estudio analiza globalmente los programas de ingeniería, empleando una metodología que involucra selección de información, clasificación por ubicación geográfica y área de conocimiento, y resultados cualitativos. Los resultados ponen de manifiesto la divergencia en la evaluación de los resultados del aprendizaje, pero subrayan la importancia de las aportaciones externas para los procesos de retroalimentación. La singularidad del estudio radica en su enfoque analítico, al considerar la información por áreas de conocimiento y continentes. Aunque no se indican limitaciones específicas, la naturaleza de la revisión bibliográfica está implícita para minimizar las restricciones.
1. INTRODUCCIÓN
El nivel de formación de los ingenieros es un tema de importancia internacional. La corresponsabilidad social, la actualización científica y tecnológica, y el compromiso profesional de los ingenieros con las expectativas de la sociedad a la que pertenecen, nacen en las aulas y, en consecuencia, son la esencia del diseño curricular, así como la razón de ser del compromiso docente [1]. La relevancia de la responsabilidad de los docentes de ingeniería exige la particular preocupación de las instituciones de educación superior por la formación y el seguimiento de los compromisos de sus profesores. La calidad de la oferta curricular en ingeniería depende significativamente de la calidad de la docencia que se ejerce en ellas y, en consecuencia, la cualificación de los profesores y el reconocimiento de su importancia son factores clave de la gestión curricular y del cumplimiento de una misión basada en los compromisos sociales otorgados a la educación superior [2], en favor del desarrollo de diversas áreas de la humanidad [3].
Además, sabiendo que la situación psicológica y material de los docentes es diversa, es imprescindible revalorizar su condición para que la educación permanente cumpla la misión clave que se le ha asignado en favor del progreso de nuestras sociedades y del fortalecimiento del entendimiento mutuo entre los pueblos. La sociedad debe reconocer al profesor como tal y proporcionarle la autoridad necesaria y los medios de trabajo adecuados [4].
La evaluación es uno de los aspectos fundamentales de la educación y una herramienta infalible que los profesores deben utilizar para la adecuada supervisión de su labor pedagógica [5]. Muchos investigadores coinciden en la necesidad de investigar la relación entre la teoría y la práctica evaluativa. Existen estudios centrados en la relación entre aspectos teóricos específicos y la práctica evaluativa [6], y aunque ha mostrado una gran resistencia al cambio, ya existe un movimiento internacional consolidado que reclama tareas de evaluación más auténticas, retos reales y contextualizados a los que se enfrentarán los estudiantes en el mundo al finalizar la educación superior.
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