El entorno natural está cambiando bajo la influencia de la actividad humana y el desarrollo de nuevas tecnologías. Una de las formas de restablecer el equilibrio del medio natural es limitar la agricultura convencional en favor de una agricultura ecológica basada en el uso de abonos orgánicos y naturales, excluyendo el uso de insumos químicos. Esta acción contribuirá en gran medida a mejorar la biodiversidad y la riqueza de los recursos naturales. La fertilización en la agricultura moderna es uno de los procedimientos agrotécnicos más importantes a la hora de decidir el tamaño y la calidad de las cosechas obtenidas. En la agricultura ecológica, los microorganismos del suelo desempeñan un papel importante porque influyen en la mineralización del carbono orgánico y en la humificación de la materia orgánica, gracias a lo cual los nutrientes son absorbidos más fácilmente por las plantas. Los abonos orgánicos, que son microorganismos eficaces, se producen con el uso de microorganismos vivos, que no sólo suministran nutrientes al suelo, sino que también permiten que los nutrientes inactivos estén disponibles. Gracias a la mejor absorción de nutrientes, las plantas se desarrollan y crecen mejor, lo que garantiza las mejores cosechas, cuyos precios de compra procedentes de la agricultura ecológica son muy a menudo mucho más elevados que en el caso de los cultivos tradicionales. El objetivo de este estudio era presentar la posibilidad de utilizar microorganismos eficaces como alternativa ecológica y económica a los sistemas convencionales de producción de cultivos con fertilizantes artificiales.
INTRODUCCIÓN
El entorno natural puede considerarse un bien intrínseco que se ha desarrollado a lo largo de millones de años de lenta evolución. Es la base de la existencia de la humanidad. Debido a los avances en el desarrollo de la economía, la naturaleza empezó a transformarse. El aumento de la natalidad dio lugar a una interferencia humana cada vez mayor en los cambios que se producían en el medio ambiente. En el siglo XX, el dinámico desarrollo económico del mundo, consistente en el aumento de la participación de la industria en las economías nacionales y en la urbanización, provocó un importante deterioro del medio ambiente (Fiedler, 2018).
Los cambios que se han producido en el medio ambiente como consecuencia de la actividad humana han marcado claramente el paisaje circundante. La rama de la economía con un impacto más significativo en el entorno natural es la agricultura. El uso a gran escala de fertilizantes artificiales contribuye a la degradación del medio ambiente. La agricultura moderna se orienta hacia la máxima producción y el máximo beneficio. Como consecuencia, se descuidan los costes medioambientales, que incluyen el empobrecimiento de los valores paisajísticos, la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales, así como la degradación y erosión del suelo (Brdulak et al., 2021; Sobiesiak-Penszko et al., 2019).
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