El presente trabajo muestra los resultados obtenidos del análisis próximo de la harina del sagú, de la guayaba y del plátano cachaco. Se comparan estos valores con los que reporta la literatura para la Bienestarina (harina compuesta enriquecida).
INTRODUCCIÓN
Cada vez es más evidente la desaparición de las fincas sustentables rurales campesinas, ricas despensas biológicas de recursos naturales, por la dedicación a monocultivos, o como consecuencia de los impactos de los aumentos de migración y desplazamientos forzados. Esto genera un desarraigo progresivo, visible en el paisaje, en la pérdida de biodiversidad silvestre y manejada, que, a su vez, trae problemas crecientes relativos a la seguridad alimentaria y la calidad de vida en el campo. La muerte de los mayores y el desinterés de los jóvenes por los cultivos tradicionales, se refleja en la pérdida de semillas alimentarias y medicinales, las cuales, sin duda, constituyen eslabones vitales en la cadena de la biodiversidad. Se debe señalar, sin embargo, que existen valiosas experiencias en las que se han logrado recuperar plantas nativas y construir procesos alternativos exitosos, tanto en los aspectos de su propia producción de alimentos como de su comercialización (Hernández, Villada 8: López, 2010, p. 231- 245). El Sagú hace parte de estas plantas de las que se desea recuperar el saber perdido.
Afortunadamente para el hombre y el mundo animal, las plantas elaboran una cantidad de alimentos mucho mayor de la que necesitan. Estos se almacenan como reserva nutricia en forma de grasas, carbohidratos y proteínas, en sus raíces, tallos, hojas, frutos y semillas. Para la alimentación humana, los frutos secos y las semillas -especialmente los cereales- por su bajo contenido de agua, son los que tienen más importancia, pues poseen varios principios nutritivos concentrados y son además fáciles de transportar y almacenar. Las raíces, tubérculos y bulbos tienen principalmente carbohidratos y mayor proporción de agua que los anteriores, por eso siguen en importancia como fuente de nutrientes. Finalmente, pueden mencionarse las partes foliares de las plantas, las verduras y hortalizas, y los frutos carnosos, que aportan fibra, vitaminas, sales minerales y ácidos orgánicos (Metzler, 2001).
Los componentes generales de las plantas pueden establecerse siguiendo las especificaciones del análisis próximo. El conjunto de determinaciones que describen la composición nutritiva de una sustancia alimenticia se conoce como análisis próximo. Comprende las determinaciones de humedad o sustancias volátiles a 100ºC, extracto etéreo o grasa bruta, cenizas o material mineral, fibra bruta, proteína bruta y extracto no nitrogenado.
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