En la clínica diaria de pequeños animales, es común encontrarse con patologías cardiacas, para cuyo diagnóstico se utilizan técnicas imagenológicas como la radiografía, el electrocardiograma y la ecocardiografía. Sin embargo, a pesar de la amplia investigación sobre estas técnicas, todavía es difícil establecer con claridad el pronóstico de estos pacientes y evaluar objetivamente la evolución de dichas patologías; incluso, existen pacientes con cardiopatías ocultas que pueden pasar inadvertidas al examen clínico y a las ayudas imagenológicas. Es por este motivo que en los últimos años se vienen estudiando nuevos métodos para diagnosticar cardiopatías de forma rápida y eficaz; es el caso de los biomarcadores cardiacos, como las troponinas y los péptidos natriuréticos, que en medicina humana y animal se usan cada vez más para ayudar a establecer el diagnóstico, el pronóstico y la evolución de problemas cardiacos, con alta especificidad y sensibilidad. El presente artículo pretende actualizar los conceptos sobre el manejo de biomarcadores cardiacos en el diagnóstico cardiológico de perros y gatos.
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades cardiovasculares son comunes en caninos y felinos, y a pesar de un minucioso examen clínico y de pruebas diagnósticas como la radiografía, el electrocardiograma, la ecocardiografía y la medición de la presión arterial, todavía es difícil estimar la gravedad y la evolución de dichas patologías [1].
Durante la última década, una nueva generación de biomarcadores cardiacos y neurohormonales se han desarrollado en medicina humana para el diagnóstico de infarto agudo de miocardio, y estudios recientes empiezan a mostrar su utilidad en el diagnóstico de diferentes patologías cardiacas en animales [2].
Un biomarcador se define como una sustancia elaborada por un tejido específico que puede ser detectado en la circulación. Generalmente, se trata de una proteína que, medida en sangre, refleja la presencia y la severidad de una enfermedad o los efectos de un tratamiento sobre esta [3]. Para que sea útil desde el punto de vista clínico, debe liberarse en una cantidad proporcional a la evolución del proceso patológico y proporcionar información sobre la presencia, la severidad y el pronóstico de la enfermedad [4].
Algunos órganos, como el hígado y los riñones, tienen biomarcadores que permiten al clínico evaluar la función o integridad de dichos órganos (alt, ast, creatinina, nus) mediante su medición, y proporcionan un método rápido y poco invasivo de diagnóstico y monitoreo [5]. Hasta hace poco, el corazón carecía de pruebas similares medibles en sangre, y sólo en medicina humana se usaban la creatinkinasa y el lactato deshidrogenasa para el diagnóstico de infarto agudo de miocardio, pero dichas pruebas carecen de suficiente especificidad y sensibilidad para ser usadas en pequeños animales [2].
Esta es una versión de prueba de citación de documentos de la Biblioteca Virtual Pro. Puede contener errores. Lo invitamos a consultar los manuales de citación de las respectivas fuentes.
Artículo:
Anotaciones de la ecología alimentaria de monos aulladores negros en un fragmento con condiciones de hacinamiento (Balancán, Tabasco, México)
Artículo:
Composición de especies, diversidad y asociación de hábitats de mamíferos de tamaño mediano y grande en Chimit-Kolla, Garganta de Abay, Etiopía
Artículo:
Toxocara canis: una zoonosis frecuente a nivel mundial
Artículo:
Investigación y uso de fitasas en avicultura
Artículo:
Seroprevalencia de brucelosis (Brucella abortus) en bovinos del departamento del Caquetá, Colombia