Independientemente del material adoptado como mejor estrategia para uso en bolsas plásticas, cada material tiene una disposición final ideal, que puede ser compostaje, reciclaje mecánico, reciclaje energético, rellenos sanitarios, entre otros. Por lo tanto, la infraestructura de recolección, identificación y disposición final de los residuos posconsumo de este material debe estar ligada a la elección realizada para garantizar su sostenibilidad socioeconómica. Por otra parte, las soluciones que aún son controvertidas en términos de su impacto ambiental real no deben ser ni condenadas ni fomentadas - más bien, deben ser evaluadas. En este contexto, corresponde a la comunidad científica aportar bases sólidas y fiables para que dichas evaluaciones se fundamenten en una visión global del problema. Este fue el objetivo que guió el presente trabajo, con un análisis de las cuestiones críticas y la descripción de las diversas soluciones adoptadas en todo el mundo, incluidas las evaluaciones de impacto ambiental de las diferentes alternativas para minimizar y/o resolver los problemas relacionados con el uso de bolsas de plástico.
INTRODUCCIÓN
El concepto de desarrollo sostenible surgió de la cuestión de hasta cuándo los recursos naturales serán suficientes para sostener a la creciente población. La Comisión Mundial sobre el Desarrollo y el Medio Ambiente, en 1987, tras realizar diversos estudios, definió este concepto como: "satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". El desarrollo sostenible se ha convertido así en una prioridad en las políticas mundiales de producción de materiales y energía.
Históricamente, la introducción y el crecimiento de las bolsas de plástico en el mercado, en sustitución de los envases tradicionales de papel, comenzó en los años 70. Entre las ventajas del plástico destacan su ligereza, bajo coste, sellabilidad bajo calor, transparencia, flexibilidad, asepsia y la capacidad de soportar peso sin romperse. Dadas estas características, las bolsas de plástico desechables convencionales, denominadas aquí simplemente bolsas de plástico, tienen la función de facilitar el transporte y proteger los productos, reduciendo los residuos, lo que tiene un impacto significativo en el calentamiento global. Según datos presentados por el Instituto Socioambiental de los Plásticos y Plastivida, el impacto de la producción de envases de plástico es inferior a 20 g de CO2 emitidos a la atmósfera, mientras que 500 g de pan de molde envasado en este material solo genera 19 g de CO2.
Por otro lado, están los impactos negativos relacionados con la corta vida útil y la baja degradabilidad de las bolsas de plástico, que pueden tardar entre 100 y 400 años en degradarse por la acción de los rayos ultravioleta, la humedad y el calor.
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