El fenómeno global de crecimiento urbano, unido a la rápida penetración de la telefonía móvil, internet de las cosas, sensórica, automatización,intercambio de datos en tiempo real, etc, confluyen en un tema que genera grandes expectativas: la ciudad inteligente. Entre sus múltiples implicaciones, en este texto se destacan hechos relevantes para la gestiónde la calidad del aire en el Valle de Aburrá. El punto de partida es Plande Gestión de la Calidad del Aire para el Valle de Aburrá, con vigencia2017-2030. Se presenta una correlación entre las oportunidades de gestión que la ciudad inteligente ofrece a la calidad del aire y las líneas estratégicas de dicho plan. Se identifican importantes soluciones desde el enfoque bottom-up, centradas en el uso masivo de la información y la apropiaciónde herramientas digitales para favorecer la autogestión de las emisiones en todos los ámbitos – fuentes fijas y móviles, públicas y particulares.
1 INTRODUCCIÓN
La revisión cronológica del fenómeno de ciudad inteligente, es útil para la compresión de su dinámica, significado, implicaciones y expectativas. El caso de la ciudad de Los Ángeles aparece como primer referente a principios de la década de 1970, por el uso de bases de datos y fotografías aéreas para describir calidad de las viviendas, estilos de vida o diferentes tendencias demográficas; una metodología altamente innovadora para aquella época, que agregó valor en los ámbitos de la gestión urbanística y la ejecución de planes de reducción de la pobreza [1],[2].
El siguiente elemento de referencia es el proyecto de tecno-ciudades o tecnópolis, desarrollado en el Japón en la década de los 80’s y a través del cuál se destacaron 26 centros urbanos donde se procuraría el desarrollo industrial con alta intensidad de conocimiento pero también la permeabilidad de la tecnología sobre otros sectores como la cultura, la gestión de los recursos, la generación de conocimiento y la calidad de vida [3]. En 1987, Australia se unió a Japón, gestionando un proyecto bi-nacional, la Polis multi-funcional (Multi Function Polis), que pretendía la construcción de un nuevo entorno urbano con las mismas características de la tecnópolis japonesa, en los suburbios de la ciudad de Adelaida. La ciudad, desde su concepción, requeriría optimizar el consumo de agua y energía, minimizar el uso del transporte y ofrecer una completa red de comunicaciones que pudiese sustentar una diversa gama de servicios para sus habitantes [4],[5]. En 1997, el proyecto de Polis multi funcional fue declinado [6] pero sin duda alguna, tuvo alta incidencia sobre el desarrollo de la ciudad de Adelaida, incluso, la primera alusión encontrada al termino específico “Smart city” procede de allí, pues Adelaida, encontró en este proyecto, inspiración para crear de una zona piloto de servicios, donde la cadena de suministro opera haciendo las tecnologías y servicios de información, en conexión permanente con entidades gubernamentales [4].
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