El objetivo de este estudio fue calcular la capacidad de almacenamiento de carbono en el estrato arbóreo de cinco usos de la tierra, tanto en sistemas ganaderos como naturales: a) pastos tradicionales con árboles dispersos en baja densidad (PT), b) pastos mejorados con árboles dispersos en baja densidad (PM), c) sistemas silvopastoriles en alta densidad (SSP), d) bosque nativo (Bo) y e) regeneración natural (RN). Se realizaron tres réplicas para el uso de la tierra y se registró cada árbol dentro del inventario florístico; para PT, PM y SSP se hicieron parcelas de 1000 m2, para Bo parcelas de 2000 m2 y para la regeneración natural parcelas de 1000 m2 para la identificación de plántulas, arbolitos y postes. Los datos se examinaron mediante el análisis de la varianza y se compararon mediante la prueba de la DGC con un nivel de significación del 95 %. El bosque mostró diferencias significativas con valores de 249.035 Mg ha-1 en biomasa y 124.517 Mg ha-1 en carbono con respecto a otros usos de la tierra; el diámetro variable hasta la altura del pecho (DAP) reveló diferencias significativas (p<0,05), donde la regeneración natural obtuvo el DAP más bajo mientras que el bosque nativo el más alto con 4,93 y 18,52 cm, respectivamente. El número de individuos (árbol ha-1) no fue significativamente diferente entre el bosque nativo (525) y la regeneración natural (930), pero estos dos mostraron diferencias significativas en cuanto a los agroecosistemas de los pastos, con valores de 17, 47 y 207 individuos ha-1 para PM, PT y SSP respectivamente. En conclusión, se observó que la cobertura con mayor capacidad de producción de biomasa y almacenamiento de carbono era el bosque y la más baja eran los pastizales mejorados con la especie Brachiaria sp, además, la mayor densidad de árboles surgía en la cobertura de la regeneración natural, que tienen un alto potencial para aumentar la capacidad de secuestro de carbono.
I. INTRODUCCIÓN
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera son la mayor preocupación ambiental global; se estima que el CO2 es el responsable del 71,5 % del efecto invernadero (Rodríguez, Jiménez, Aguirre & Treviño,2006). La quema de combustibles fósiles, los sistemas pecuarios tradicionales, los sistemas agrícolas extensivos, la deforestación, entre otros, contribuyen al calentamiento climático, que actualmente es un tema de alerta mundial( Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], 2007).
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