Un aspecto importante de la ingeniería medioambiental es el control de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles, por ejemplo, contribuyen considerablemente a este problema. A menos que se tomen las medidas adecuadas, la acumulación de depósitos microbianos (bioincrustaciones) en el lado del agua de refrigeración de los condensadores de vapor puede reducir su eficiencia y, en consecuencia, la eficiencia global de la producción de energía, con el consiguiente aumento del consumo de combustible y, por tanto, de la producción de CO2. El control de las bioincrustaciones, por tanto, es extremadamente importante y puede ejercerse mediante técnicas químicas o físicas, o una combinación de ambas. El artículo ofrece algunos ejemplos de la eficacia de distintos métodos de control de las bioincrustaciones.
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