Se reporta la primera gestación bovina obtenida en el Centro Académico Agropecuario Guatiguará de la Universidad Cooperativa de Colombia, luego de la transferencia de un embrión originado en el laboratorio de reproducción animal perteneciente al mismo centro, con la implementación de la técnica de producción in vitro de embriones. Producir embriones in vitro implica establecer condiciones adecuadas en el laboratorio para que eventos biológicos como la preparación de los gametos, la fecundación y el desarrollo embrionario inicial se den en un ambiente diferente al natural. Se describen los procesos de obtención y maduración de ovocitos provenientes de ovarios de matadero, fertilización, cultivo embrionario, transferencia de embriones a vacas receptoras y diagnostico gestacional mediante ultrasonografía. La consecución de esta gestación confirma la capacidad de los embriones generados para continuar su desarrollo en el ambiente uterino y abre la posibilidad para futuros programas de mejoramiento genético.
INTRODUCCIÓN
La producción in vitro de embriones mamíferos implica el establecimiento de condiciones adecuadas en el laboratorio para que eventos biológicos complejos, tales como la preparación de los gametos, la fecundación y el desarrollo embrionario inicial, se den en un ambiente diferente al natural. El procedimiento para la producción de embriones en el laboratorio consta de varias etapas secuenciales. En términos generales, estas etapas se resumen en: obtención de ovocitos, maduración in vitro, fecundación in vitro y cultivo de los embriones [1].
Los primeros reportes del desarrollo de esta biotecnología datan de 1929, cuando Lewis y Gregory estudiaron el desarrollo in vitro de embriones utilizando como medio de cultivo plasma sanguíneo [2]. Sin embargo, debieron transcurrir varios años para que el primer caso exitoso de nacimiento de crías generadas por fecundación in vitro fuera reportado en mamíferos, evento que ocurrió en conejos en 1959 [3]. En humanos, el primer nacimiento fue documentado en Inglaterra en 1978 [4] y para el caso específico de la especie bovina, en 1982 se dio el nacimiento de Virgil, primer ternero obtenido gracias a la transferencia de un embrión de cuatro células producto de fecundación en el laboratorio [5].
A lo largo de los años, la técnica ha tenido que superar algunos inconvenientes. Por ejemplo, en sus inicios, pese a la posibilidad de obtener ovocitos madurados in vivo o de conseguir su completa maduración en condiciones artificiales, no existían procedimientos adecuados para lograr que los espermatozoides completaran el proceso de capacitación (requisito indispensable para la penetración espermática del ovocito) [6].
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