El dimorfismo sexual es una característica muy extendida en varios grupos de vertebrados. Los condrictios se diferencian sexualmente por por la presencia del clasper, una estructura para la fecundación interna, y otras diferencias sexuales en las características secundarias. Sin embargo, los estudios que evalúan estas variaciones son bastante escasos. El objetivo principal de este estudio es identificar las diferencias de dimorfismo sexual en tres especies de tiburones de la familia Carcharhinidae (Rhizoprionodon porosus, Carcharhinus porosus e Isogomphodon oxyrhynchus) utilizando herramientas morfométricas. Se capturaron un total de 213 especímenes capturados en la Costa Ecuatorial Amazónica y analizados mediante 65 caracteres morfométricos. El análisis discriminante y la prueba t de Student se utilizaron para demostrar las diferencias morfológicas entre los sexos. El dimorfismo sexual fue reportado en diferentes niveles para las tres especies. Este estudio sugiere que la explicación más probable para la presencia de estas variaciones está relacionada con sus características reproductivas y su comportamiento de apareamiento.
INTRODUCCIÓN
El dimorfismo sexual es común entre los vertebrados (Kajiura et al. 2005). En lo que respecta a los peces, en los ejemplares maduros las diferencias internas entre los géneros suelen ser claras, pero externamente no son fáciles de diferenciar (Moyle & Cech 2004). Por el contrario, todos los peces cartilaginosos presentan un dimorfismo sexual externo provocado por la modificación de las aletas pélvicas de los machos. Esto da lugar a una estructura especializada para la fecundación interna, denominada clasper. Más allá de esta característica evidente, muchas otras especies también exhiben dimorfismo sexual a través de otras características morfológicas (Orlov et al. 2010, Orlov & Cotton 2011).
Los machos y las hembras de una misma especie pueden responder de forma diferente a las presiones selectivas (Filiz & Taşkavak 2006). En el caso de los elasmobranquios, las diferencias entre machos y hembras incluyen variaciones en su anatomía reproductiva externa, tamaño corporal (Compagno 1984, Carlson & Parsons 1997), fórmula dental (Kajiura et al. 1996), el número y la distribución de las ampollas de Lorenzini (Crooks & Waring 2013a) y el grosor de la piel (Kajiura et al. 2000, Crooks & Waring 2013b). Estas diferencias morfológicas pueden afectar a aspectos ecológicos como la búsqueda de alimento, la competencia y el uso del hábitat (Ellis & Shackley 1995, Piorski & Nunes 2001). Además, los machos y las hembras de la misma especie de elasmobranquio muestran comportamientos diferentes durante el apareamiento (Gointein et al. 1998).
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