El objetivo de este estudio era evaluar el efecto de una fuente de luz sobre la nanodureza, el módulo elástico, la sorción de agua y la solubilidad de una resina compuesta. Se utilizaron cuatro unidades de polimerización, tres de las cuales tenían un LED y otra una fuente halógena. Para todos los ensayos se utilizó el compuesto de resina Z250 (3M ESPE). Para la sorción de agua y la solubilidad, se fabricaron cinco discos de resina (15 mm de diámetro y 1 mm de grosor), que se polimerizaron durante 20 segundos en nueve puntos diferentes (1 en el centro y 8 alrededor).
Para evaluar la nanodureza y el módulo elástico, se fabricaron 20 cilindros (5 por cada grupo) con una matriz de acero bipartita (6,0 mm de diámetro y 4,0 mm de grosor). Los resultados de este estudio mostraron que el grupo polimerizado con la unidad de fotopolimerización Radii presentó menor sorción de agua que otras unidades de polimerización (p < 0,05). No se encontraron diferencias estadísticas entre las unidades en cuanto a la nanodureza en las muestras de 1 mm de espesor. Sin embargo, se observó una disminución de la nanodureza a mayor profundidad del compuesto de resina (p < 0,05). Una correlación de Pearson mostró una fuerte relación positiva entre la nanodureza y el módulo elástico para todos los grupos y profundidades. La fuente de luz afecta a la sorción de agua, la nanodureza y el módulo elástico de las resinas compuestas.
INTRODUCCIÓN
Las resinas compuestas curadas con luz visible se utilizan ampliamente en odontología restauradora[1], y las lámparas de cuarzo-tungsteno-halógeno (QTH) se han convertido en el método más popular para curar composites dentales en el entorno clínico[2]; sin embargo, la intensidad de luz de las lámparas QTH disminuye con el tiempo debido al envejecimiento del bulbo y el filtro[2] y porque el calor producido por las lámparas halógenas degrada el filtro y otros componentes. Actualmente, existen unidades de diodos emisores de luz (LED) de alta intensidad. Estas consumen menos energía que las lámparas halógenas y no necesitan refrigeración externa[1, 3, 4], proporcionando importantes ventajas sobre las lámparas QTH.
Los composites dentales fotocurables están compuestos básicamente por matriz orgánica, relleno inorgánico, agentes de acoplamiento e iniciadores de fotopolimerización. El iniciador más común, la canforoquinona (CQ), se activa con luz en el rango de longitud de onda de 450-470 nm, que corresponde a la luz azul visible. La fotopolimerización de la resina compuesta se ha realizado con lámparas halógenas desde la década de 1980. Sin embargo, en los últimos años han surgido alternativas a la lámpara halógena, incluyendo los diodos emisores de luz azul (LED)[3]. El pico de absorción de la CQ, a 468 nm, es la misma longitud de onda que la emisión de las unidades LED. Los diodos emisores de luz son semiconductores que liberan fotones cuando pasa electricidad a través de ellos. Por lo tanto, las fuentes LED generan menos calor que las fuentes convencionales, ya que se transforma más energía en energía luminosa que en la generación de luz por incandescencia. Cada LED tiene una vida útil de más de 10,000 horas, mientras que las bombillas halógenas tienen una vida útil efectiva limitada de aproximadamente 40-100 horas[4].
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