La desertificación es un fenómeno complejo y no sólo representa la degradación de algunos ecosistemas terrestres. Hoy día, es bien conocido que este proceso se encuentra vinculado tanto al deterioro ambiental como a factores sociales y económicos, dejando a su paso grandes impactos en la seguridad alimentaria, pobreza, migración y desequilibrio en innumerables países.El análisis de la percepción de la desertificación es un aspecto esencial en el diseño de políticas que ayudarían en la lucha contra este problema. La percepción de la desertifiación en Centro América se ha convertido en un tema polémico y debería incluirse en las estrategias de aplicación de instrumentos de gestión, como los convenios internacionales que llegan a formar parte de las políticas públicas de los países.
1. INTRODUCCIÓN
Una de las defi niciones más extendidas y aceptadas del fenómeno de desertificación se acuñó en un evento mundial llevado a cabo en París en 1994. La desertificación es entendida en esta Convención como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultantes de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas”. En la actualidad es la definición más difundida, pero no la única. El proceso es tan complejo que requiere la integración de múltiples factores con el fin de implicar sus diversas causas y consecuencias. A partir de entonces, y concretamente en el año 1996, entra en vigor la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África (en adelante CNULD o Convención). Con ello, se toma mayor conciencia internacional del fenómeno, marcando pautas para llevar a cabo acciones coordinadas entre muchos países.
En muchos casos y a pesar de la insistencia por consensuar una definición, algunos autores como López Bermúdez (2001), sostienen que la percepción del fenómeno varía de acuerdo a múltiples factores que van desde el grado de desarrollo hasta el conocimiento científico, cultural, económico y social de las poblaciones afectadas. Informes científicos señalan que los ecosistemas más frágiles del mundo están siendo afectados, sobre todo aquellos susceptibles a desertificarse. Así lo revela un estudio llevado a cabo por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en donde se manifiesta que las tierras secas cubren un 41% de la superfi cie terrestre. En ellas habitan alrededor de 2.000 millones de personas, de las cuales un 90% vive en países en desarrollo. Aproximadamente un 70% de estas tierras secas están afectadas por la desertificación (PNUMA, 2005). Aunque existen causas naturales identificadas, éstas coadyuvarían el proceso pero no se consideran determinantes. Las variaciones climáticas ejercen una presión a los ecosistemas vulnerados por la acción humana. En este sentido, el deterioro derivado a la desertifi cación estaría directamente vinculado con los severos sistemas de explotación de los recursos naturales desarrollados por el ser humano, teniendo este el mayor impacto.
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