A pesar de los informes anuales sobre el constante aumento de la población humana en la Tierra, cada vez se escuchan más voces, especialmente desde los ámbitos eclesiásticos, que afirman que los miembros de la civilización cristiana de Europa occidental están creando y viviendo »la cultura de la muerte« o »la cultura de morir«. Las razones para una mayor discusión sobre la promoción cotidiana de tal »cultura de vivir« en la sociedad europea occidental hoy en día se encuentran en el hecho de que entre médicos, teólogos, filósofos, éticos y sociólogos, entre otros, aún no hay acuerdo sobre cuándo comienza realmente la vida humana. De hecho, no existe una opinión unánime sobre si la vida humana comienza con la concepción, en alguna otra fase del desarrollo embrionario durante el embarazo, o en el nacimiento. Debido a esto, en diferentes países del mundo existen distintas regulaciones legales sobre la protección de la vida humana, más específicamente, en diferentes países existen distintas regulaciones sobre qué plazo se permite para terminar un embarazo sin consecuencias legales.
En tales situaciones vagas, es lógico preguntarse: ¿Quién tiene el derecho, o de qué manera alguien tiene el derecho de decidir cuándo comienza la vida humana? O, más precisamente: ¿quién obtuvo el derecho en una comunidad humana, como por ejemplo la República de Croacia, para tomar una decisión (y mantenerla en vigor) de que la vida humana debe ser protegida a partir de la décima semana de embarazo y que esa misma vida no tiene valor hasta entonces, y que puede ser destruida sin consecuencias legales?
Para obtener algunas respuestas básicas a tales preguntas directas, en este artículo me dedicaré a estudiar dos puntos de vista rivales sobre el comienzo de la vida humana, la dignidad del embrión humano, y al hacerlo, revelaré las opiniones de aquellos a favor y en contra de la teoría de que la vida humana comienza con la concepción, y con ello, sobre la dignidad de la persona humana.
En la segunda parte de este trabajo, me gustaría expresar las opiniones sobre la situación actual en la sociedad y el estado croatas y destacar al menos algunas controversias en la relación entre la sociedad y el embrión. En la República de Croacia, en la que según el último censo, casi el 90% de los ciudadanos se declararon católicos, es un derecho legal (por decisión de los representantes parlamentarios, en su mayoría católicos) tener un aborto, a pesar de que la opinión de la Iglesia Católica Romana sobre el tema del comienzo de la vida humana y su final violento (aborto) es cristalina y afirma: la vida humana comienza con el acto de la concepción y su terminación violenta (aborto) es un pecado y un crimen.
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