Objetivo: realizar una revisión bibliográfica sobre el potencial antimicrobiano del carveol. Se trata de una revisión integradora entre los años 2010-2020 en las bases de datos de BVS, PubMed, SciELO, ScienceDirect y Web of Science. Metodología: de los 2753 artículos recuperados de las bases de datos, solo se seleccionaron 5 para componer los resultados, siendo los géneros más estudiados Candida, Staphylococcus y Escherichia. La técnica de microdilución en caldo fue la metodología más utilizada para determinar su acción. En cuanto a CIM, para la mayoría de las especies, fueron excelentes. En cuanto al ensayo Time-kill, el carveol tuvo un excelente desempeño a una concentración de 4 x MIC, que mostró una reducción de UFC en 6 log en 2horas. No se ha encontrado ningún estudio en la literatura sobre el uso del método Checkboard. Además, este compuesto tenía una buena actividad antibiofilm contra la bacteria Staphylococcus aureus. Resultados: el posible mecanismo de acción de la actividad antimicrobiana del carveol se produce a través del severo daño causado en las membranas citoplasmáticas, lo que favorecerá la lisis celular. Así, son pocos los estudios en la colección científica disponible que abordan el tema, por lo que es necesario realizar más estudios in vitro e in vivo para dilucidar mejor su acción.
Introducción
A lo largo del tiempo, las plantas medicinales se han utilizado de forma alternativa para el tratamiento de distintas enfermedades. Así pues, debido a sus respectivos historiales clínicos y a los estudios etnofarmacológicos posteriores, representan una importante fuente de descubrimiento de nuevos fármacos en la actualidad.
Los aceites esenciales comprenden el grupo de metabolitos secundarios, caracterizados por presentar olores intensos, ser lipofílicos, volátiles y poseer un potencial farmacológico prometedor, que se extraen de varias partes de la planta, mediante la técnica de arrastre de vapor. La constitución química de estas sustancias aromáticas varía según la especie vegetal, sin embargo, los fenilpropanoides y los terpenos son los más comúnmente encontrados.
En este sentido, los terpenos corresponden a una clase de compuestos naturales formados mediante la agregación de moléculas de isopreno (C5H8), que se clasifican en subgrupos, como monoterpenos (C10), sequisterpenos (C15), diterpenos (C20), ésteres de terpeno (C25), triterpenos (C30) y terpenos superiores (>C30), en función del número de unidades de isopreno. Los monoterpenos se encuentran con frecuencia en los aceites esenciales, constituyendo el 90% de su composición. Estos fitoconstituyentes muestran una gran variedad estructural y pueden tener cadenas carbónicas alifáticas o monocíclicas.
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