El proceso de selección de portafolio ha dado origen a diferentes modelos, orientados a optimizar el conjunto de títulos valor disponibles para un inversionista, con base en diferentes criterios de decisión tales como el riesgo, el retorno esperado, horizonte de planeación, entre otros. El enfoque clásico de estos modelos cubre las dos fases del proceso de selección de portafolio, y está definido por disciplinas tales como la econometría, el análisis técnico y las finanzas corporativas. Pero el nacimiento de la computación financiera define el uso de nuevas técnicas bajo la necesidad del procesamiento automático de grandes volúmenes de información. Este artículo es un estado del arte de esas nuevas técnicas, desde el punto de vista de la ingeniería de sistemas y sus modelos computacionales, aplicados particularmente a la generación de expectativas de inversión en portafolios.
Introducción
El mercado financiero se ha convertido en uno de los principales componentes de las economías capitalistas; es un mecanismo elemental para la obtención de capital, la transferencia de riesgos y el comercio internacional. La inversión es una actividad estrechamente vinculada a los mercados financieros. Consiste básicamente en comprar y vender (acciones, materias primas y divisas) con el objetivo de obtener beneficios. Es un juego en el que todas las variables internas y externas que intervienen en el proceso deben interpretarse correctamente para producir creencias; dichas creencias son variables decisorias en el proceso de toma de decisiones.
La selección de carteras representa una especialización de la inversión en el ámbito bursátil, enmarcada en el marco conceptual de las finanzas; consiste en seleccionar un conjunto de valores disponibles en el mercado, según el perfil y las necesidades de un inversor. La toma de decisiones se define por la capacidad del inversor de comprender el comportamiento histórico de los valores y la influencia de factores externos como los entornos micro y macroeconómicos. La intuición, el conocimiento y la buena suerte son ejemplos de componentes que se reconocen generalmente como factores de éxito en la selección de carteras.
El marco clásico de la selección de carteras está definido por el elemento riesgo/rendimiento de la teoría de Markowitz (Markowitz, 1952). Esta teoría establece que la selección de carteras consta de dos etapas: la creación de creencias y el diseño de la cartera; la primera se refiere a cómo los inversores definen sus creencias sobre el rendimiento futuro de los mercados, mientras que la segunda trata de cómo los inversores seleccionan las inversiones de acuerdo con sus propias creencias. Se han desarrollado varios modelos matemáticos y probabilísticos desde el punto de vista financiero para la etapa de diseño; sin embargo, han asumido que las creencias se representan como distribuciones probabilísticas de datos de series de valores.
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