Los organismos de inteligencia suelen enfrentarse a un dilema recurrente: transparencia frente a eficacia. La comunidad de inteligencia tiene la tendencia a pensar que cuanto más transparentes sean, menos eficaces serán. Este dilema se deriva de la naturaleza del negocio de la inteligencia, que requiere el secreto para ser eficaz. A medida que las democracias en vías de consolidación tratan de establecer organismos de inteligencia que respeten la democracia y el imperio de la ley, también se enfrentan al reto de muchas cuestiones de seguridad que requieren una inteligencia eficaz. Encontrar el equilibrio entre la eficacia y la transparencia lleva tiempo y requiere un compromiso con los valores democráticos. Mientras los Estados tratan de encontrar la mejor solución a este dilema, se enfrentarán a muchos problemas como la rendición de cuentas, la corrupción y el partidismo en su comunidad de inteligencia. La rendición de cuentas es el problema más apremiante que enfrentan las democracias en proceso de consolidación al tratar de transformar sus organismos de inteligencia de "una policía política" en "una oficina de inteligencia" porque la rendición de cuentas requiere un sistema burocrático eficaz y el respeto del imperio de la ley, que requieren tiempo y compromiso para desarrollarse. Los casos de la Argentina y Croacia ilustran la importancia de esos factores. Si bien Croacia creó una burocracia estatal eficaz e impuso el estado de derecho, el Gobierno argentino no logró limitar el poder de su comunidad de inteligencia mediante mecanismos de supervisión eficaces.
Es importante comprender la diferencia entre "policía política" y "oficina de inteligencia": la policía política sirve a los intereses del gobierno y no a los del Estado. Es una herramienta que los gobiernos autoritarios utilizan para obtener ventajas políticas y mantener su control del poder. En estos estados, los organismos de inteligencia utilizan el chantaje y la coacción sobre su propia población para hacer avanzar las políticas gubernamentales. Sin embargo, una oficina de inteligencia respeta los valores democráticos y el estado de derecho al operar dentro de los límites establecidos. Una oficina de inteligencia mantiene un delicado equilibrio entre la transparencia y la eficacia. Para consolidar las democracias, se necesita tiempo y un enfoque sistemático, junto con el compromiso con los valores democráticos, para que los organismos de inteligencia pasen de ser una policía política a una oficina de inteligencia.
Según Juan y otros [1], la democracia se consolida cuando se convierte en "el único juego de la ciudad" desde el punto de vista del comportamiento, la actitud y la constitución [1]. La democracia se consolida cuando la gente, especialmente los grupos poderosos del país, aceptan las elecciones y el cambio democrático de gobierno. Actitudinalmente, la democracia se consolida cuando la gente busca soluciones democráticas frente a una crisis política. Constitucionalmente, la democracia se consolida cuando el pueblo confía en la burocracia y las instituciones democráticas para aplicar el cambio y el desarrollo [2].
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