La tecnología y la neurociencia han formado una sólida colaboración para mejorar la educación. El uso efectivo de las tecnologías de la información y la comunicación (tic) en la práctica educativa requiere que tanto alumnos como profesores mantengan una actitud positiva hacia estas tecnologías, y desarrollen su uso en contextos educativos para actualizar las metodologías de enseñanza basadas en la neurociencia y la neuropsicología educativas. Así, el uso de las tic requiere de una actitud positiva a la hora de utilizar estas herramientas durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, como punto de partida para mejorar la calidad del proceso. El artículo fue escrito en el año 2016 en la facultad de Educación de la Universidad Internancional de la Rioja.
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la neurociencia cognitiva y la tecnología se están desarrollando en paralelo y colaborando estrechamente [1]. El uso de técnicas de imagen neuronal, junto con otro tipo de técnicas electrofisiológicas, permite obtener nuevos conocimientos científicos para una mejor comprensión de los procesos cerebrales. También nos permite saber en qué parte del cerebro (junto con cuándo y cómo) se integran estos procesos para realizar mejor los procesos de aprendizaje [2]. Como ejemplo, podemos encontrar varios estudios relacionados con la conectividad funcional global [3], los correlatos neurales de la denominación de la acción y la relación espacial [4], o la relación entre el sustrato neural relacionado con el sentido del tacto y el reconocimiento de objetos [5]. A medida que avanza la investigación, se han utilizado algunas técnicas para realizar una validación cruzada de varias técnicas como el electroencefalograma (ᴇᴇɢ) y la rnmf (magnetocefalografía) que permiten una mejor comprensión del funcionamiento cerebral [6]. Estos avances tecnológicos favorecen, no sólo el desarrollo del conocimiento sobre el funcionamiento cerebral, sino también la comprensión de la complejidad del procesamiento de la información implicada en la atención, la memoria, las habilidades de pensamiento y el aprendizaje que requieren la sincronización de una red neuronal múltiple. El acceso a esta información por parte del profesor abre la posibilidad de aplicar los avances neuropsicológicos al contexto educativo, incluyendo programas de desarrollo de inteligencias múltiples [7], programas de neuropsicología y tecnología para mejorar las dificultades del lenguaje [8], o programas de aplicación de la neuropsicología a la escuela en diferentes edades. Algunos estudios han demostrado una mejora en procesos como la atención, la motivación y la memoria en estudiantes universitarios cuando se utiliza tecnología basada en estrategias neurocientíficas [9].
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