Muchos individuos mantienen una carga corporal persistente de compuestos organoclorados (OC) así como de otros compuestos lipofílicos, en gran medida como resultado de exposiciones aéreas y dietéticas. Los OC ingeridos suelen ser absorbidos desde el intestino delgado junto con los lípidos dietéticos. Una vez en el cuerpo, los OC almacenados pueden movilizarse desde los sitios de almacenamiento en tejido adiposo y, junto con los OC circulantes, son transportados al intestino delgado a través del procesamiento hepático y el transporte biliar. Los OC retenidos también son transportados tanto al lumen intestinal grande como al delgado a través de mecanismos no biliares que involucran tanto la secreción como la desquamación de los enterocitos. Los OC y algunos otros tóxicos pueden ser reabsorbidos desde el intestino, sin embargo, participan en la circulación enterohepática (EHC). Mientras que la grasa dietética facilita la absorción de los OC desde el intestino delgado, tiene poco efecto en los OC dentro del intestino grues
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