Este artículo reporta un caso clínico de feocromocitoma en un paciente canino hembra, de raza criolla con 20 años de edad, que se presentó a consulta en la clínica veterinaria de pequeños animales “Dr. Santiago Reyes Amaya” de Bucaramanga. La paciente presentaba un cuadro clínico con sintomatología nerviosa (episodios convulsivos y ataxia), entre otros síntomas.
Al examen clínico se encontró una paciente con fuertes manifestaciones de dolor, taquipnea, taquicardia, tetraparesia, nistagmos, pérdida de propiocepción tanto en miembros anteriores como posteriores, alteración de su estado mental, hiperreflexia, dolor abdominal. En la evaluación neurológica de los pares craneales I-III-V-VII-XI, se encontró anormalidad, inclinación cefálica y cervical hacia lateral izquierdo. Se realizó análisis hematológico, incluyendo hemograma y bioquímica sanguínea (perfil hepático y renal), encontrándose todos dentro de los parámetros normales, así como también radiografías de cráneo.
El propietario, después de recibir el informe del estado neurológico de paciente con un parte médico de pronóstico reservado, y teniendo en cuenta la condición general del paciente y su edad (20 años), decide realizar la eutanasia. El paciente es dejado a disposición de la clínica con autorización para la realización de necropsia con fines académicos. El objetivo principal de este artículo es abordar los aspectos generales sobre el feocromocitoma canino, reportando un caso clínico.
INTRODUCCIÓN
El feocromocitoma es un tumor endocrino del sistema nervioso simpático poco común, que suele presentarse raramente en caninos y muy ocasionalmente en felinos y en otras especies de animales domésticos. Su frecuencia de presentación en caninos es de 0,01 a 0,13% en relación con el resto de tumores en los caninos (1) y suele ser descubierto de forma accidental como hallazgo de necropsia o en intervenciones quirúrgicas en el 50% de los casos (2, 3).
El feocromocitoma se origina a partir de las células cromafines de la glándula adrenal, que son las encargadas de producir, almacenar y secretar catecolaminas (e.g. epinefrina, norepinefrina); los signos clínicos, por tanto, están directamente relacionados con un exceso de la producción de éstas y su cantidad circulante, así como también por la invasión de algunas estructuras que la rodean (4, 5). Puede ser solitario o bilateral, benigno o maligno, y funcional o no funcional. En los caninos, el tumor suele ser considerado maligno debido a su alta incidencia de invasión y metástasis hacia la vena cava caudal que se confirma en el momento de la necropsia (6, 7).
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