La aleación 22 (N06022) pertenece a la familia de aleaciones Ni-Cr-Mo, su base es el níquel y tiene un alto contenido de cromo (∼22%) y molibdeno (∼13%). Diversos estudios muestran que la aleación 22 es resistente a la corrosión generalizada y localizada (en rendijas) en soluciones acuosas, con altas concentraciones de cloruro y un amplio rango de temperaturas.
Para este trabajo se aplicaron técnicas electroquímicas, tales como Espectroscopia de Impedancia Electroquímica (EIS) y ensayos Potencial Dinámicos- Galvanostatos- Potencia Dinámicos (PD-GS-PD), además de técnicas complementarias no electroquímicas, como Microscopia Electrónica de Barrido, para determinar el efecto de los iones nitrato y cloruro sobre la corrosión generalizada y localizada de la aleación 22 a 90 oC.
Los resultados muestran que para la relación molar crítica R= [NO3 -]/ [Cl-] ≥0.2 se elimina completamente la susceptibilidad de la aleación 22 a la corrosión en rendijas. Las velocidades de corrosión obtenidas fueron del orden de 0.1 μm/año a 24 horas de inmersión.
I. INTRODUCCIÓN
El níquel puede alearse con diferentes metales para producir diversas familias de aleaciones; una de ellas es la familia Ni-Cr-Mo. La aleación 22 (Ni-22%Cr-13%Mo-3%W-3%Fe) ha sido diseñada para resistir la corrosión en condiciones tanto oxidantes como reductoras, en los medios más comunes de la industria. Gracias a sus excelentes propiedades frente a la corrosión, esta aleación es una de las candidatas para la fabricación de contenedores de residuos nucleares de nivel alto [1-5]. Los residuos nucleares de nivel alto contienen isótopos radiactivos con períodos de semidesintegración superiores a 30 años; estos residuos son emisores de calor y pueden permanecer activos durante miles o decenas de miles de años, por ello requieren sistemas de gestión definitiva que aseguren su aislamiento y confinamiento [6].
El almacenamiento geológico profundo en formaciones geológicas estables es la alternativa más firme en el ámbito mundial para la disposición final de residuos nucleares de nivel alto [6-10]. Los repositorios geológicos se basan en el principio multibarrera, que consiste en interponer una serie de barreras, naturales e ingenieriles, entre los residuos y la biosfera [6, 8]. Las barreras naturales deben contribuir al aislamiento de los residuos, minimizando la cantidad de agua entrante al depósito y limitando el transporte de los residuos a través del sistema natural; para ello, el depósito debe estar ubicado por encima y por debajo de formaciones geológicas muy estables. Las barreras ingenieriles son diseñadas específicamente para prolongar el aislamiento de los residuos y limitar su potencial de liberación [8]; la principal barrera ingenieril es el contenedor de residuos.
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