El documento aborda el estudio del uso eficiente de los recursos para generar ingreso y reducir la inequidad, considerando variables no controlables, en las 32 entidades de México, durante el período 1990-2010. Para determinar la eficiencia, se utilizó el Análisis de la Envolvente de Datos (DEA), considerando como bad output a la pobreza de capacidades, y como variable no controlable, el grado promedio de escolarización de la población de 15 y más años. Los resultados muestran que sólo Baja California Sur, Campeche y el Distrito Federal fueron eficientes en la generación de ingreso y en la reducción de inequidad.
INTRODUCCIÓN
En términos de desarrollo humano, México creció durante el período 1990-2010, sin embargo, comparativamente, los indicadores de bienestar aún están muy por debajo de los de otras economías latinoamericanas (PNUD, 2016c). Una de las principales causas es que la dimensión ingreso no ha sido tan dinámica como la de educación y salud (PNUD, 2016a). Por otro lado, el comportamiento de variables como el Gasto Público, Grado de Educación y Personal Ocupado, a pesar de presentar tendencias positivas a lo largo del período estudiado, aún denotan la falta de mayores niveles de inversión, empleo y educación; ya que el ingreso per cápita ha sido bajo y la cantidad de población en condiciones de pobreza de capacidades es alta (CONAPO, 2016; INEGI, 2016a-e; CONEVAL, 2016; SEP, 2016a-b).
El objetivo de la presente investigación es determinar qué tan eficientes fueron las 32 entidades que integran la república mexicana, en el uso de sus recursos para generar ingreso y reducir la pobreza, considerando bad outputs y factores no controlables, durante el período 1990-2010.
El desarrollo humano es el proceso por el cual se amplían las oportunidades del ser humano, así como su nivel de bienestar (Harttgen y Klasen, 2012). En la medición del desarrollo humano destaca el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que combina tres elementos (ingreso, salud y educación) para evaluar el progreso de los países (Desai, 1991; Noorbakhsh, 1998; Neumayer, 2001; Harttgen y Klasen, 2012; Ravallion, 2012).
La metodología que se instrumentó para medir la eficiencia en la utilización de los recursos, fue el Análisis de la Envolvente de Datos (DEA), el cual se basa en la comparación de unidades de producción mediante el benchmarking (Cooper, Seiford y Tone, 2007). Recientemente, esta técnica se ha utilizado para incorporar la incidencia de bad outputs y variables no controlables en la medida de eficiencia (Liu, Meng, Li y Zhang, 2010; Cordero, 2006; Muñiz, Paradi, Ruggiero y Yang, 2006; Dios, Martínez y Martínez, 2006). Adicionalmente, con la finalidad de conocer los cambios en la eficiencia y productividad a través del tiempo, considerando los resultados no deseados del proceso productivo, se determinó el Índice Malmquist-Luenberger (Reig y Picazo, 2003).
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