El estudio de las brechas salariales por género debe considerar el sesgo de selección, resultado de la decisión endógena de ingresar al mercado laboral. En caso de ser ignorado, este sesgo puede llevar a conclusiones erróneas con respecto al tamaño de las brechas y su evolución en el tiempo. Este trabajo analiza las brechas salariales en Argentina, Brasil y México en 2000 y 2008, y corrige el sesgo a partir del método de Heckman (1979). En particular, se explota el sexo del primogénito en la ecuación de selección para resolver el problema de identificación en la probabilidad de ingresar al mercado laboral. Los resultados indican un importante sesgo de selección positiva de diferente magnitud en el tiempo, en los tres países. Así, este trabajo resalta la importancia del problema de selección en la determinación de listas de rankeo de países, en cuanto a la equidad de género.
INTRODUCCIÓN
Conforme las mujeres han ganado terreno en el ámbito laboral, resulta importante determinar si la remuneración que reciben por su trabajo es equitativa con respecto a la de los hombres, ya que el salario además afecta sus decisiones laborales. Las diferencias en el salario que son de interés son aquellas que resultan de la discriminación, no de las diferencias en características observables y no observables entre los géneros, puesto que en el mercado estos rasgos individuales determinan diferencias salariales de manera natural.
En general, existen dos tipos de discriminación. Por un lado, la discriminación estadística se refiere al hecho de que las mujeres reciben un menor salario debido a características observables y no observables que los empleadores consideran al determinar su remuneración. Este tipo de discriminación significa que el mercado simplemente responde a ciertas variables. Por ejemplo, las mujeres pueden tener menor salario por el hecho de que legalmente deben recibir tres meses de licencia por ausencia en caso de embarazo. Por otro lado, existe la discriminación “por gustos”, la cual crea ineficiencias en el mercado. En este caso, la diferencia salarial surge de la estructura de las curvas de indiferencia de los empleadores, pues contratar a una mujer representa una pérdida de utilidad para ellos. Así, Becker (1971) señalaque una empresa que realmente discrimine es aquella que prefiera contratar hombres en lugar de mujeres, a pesar de que esta decisión signifique no maximizar sus ganancias. Esta actitud es ineficiente y crea pérdidas. Por lo tanto, solo podrá subsistir en el caso de mercados imperfectos.
Debido a diferentes características entre hombres y mujeres –como su educación, su productividad, sus decisiones de formar una familia y el rol tradicional de la mujer como ama de casa–,el cálculo de las brechas salariales nunca ha sido sencillo. Dado que la decisión de trabajar está intrínsecamente ligada al salario que se recibe por dicho esfuerzo, se dice que las mujeres se autoseleccionan al entrar al mercado laboral.
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