En Latinoamérica, la relación entre los recursos energéticos y la política es mucho mas fuerte que en cualquier otro continente. Esto es debido al fuerte nacionalismo existente en estas naciones y al poder que proporciona la posesión de recursos gasíferos o petroleros, adquiriendo magnitudes increíbles en el caso en algunos países. Este nacionalismo surge de la constante intervención de las potencias extranjeras por extraer recursos mientras se deja a las naciones latinoamericanas en condiciones sociales y económicas deplorables. Se ha creado entonces una conciencia por aprovechar los recursos para sí mismos, y esto se visualiza en la nacionalización de las fuentes energéticas y el uso de estos recursos generados en el interés publico. Aun así, es bien sabido que estos recursos no siempre se utilizan de manera adecuada y tiende a tomar otros rumbos equívocos.
Este nacionalismo, a pesar de tener varios aspectos positivos, no puede evitar provocar efectos negativos. Una rígida política proteccionista lleva a un posible atraso tecnológico, como lo sucedido en la Unión Soviética, perdiendo competitividad y desperdiciando recursos naturales valiosos.
Las condiciones laborales en el sector energético son claves ya que, de no tener seguridad y condiciones dignas de trabajo, una rebelión de empleados puede llevar a consecuencias catastróficas, como una parálisis de un Estado por falta de suministro.
Generalmente, las posiciones adoptadas en Latinoamérica son radicales, y la gente consciente no va a aceptar cualquier tipo de condiciones si ve en peligro su posición. La dinámica de nuestras naciones lleva a un extremismo paranoico en términos de afectación del Estado, que algunas veces puede ser justificado por la política de la nación, que aplicando acciones de forma ignara lleva al desorden social.
La integración de redes es uno de los aspectos viables que van a permitir la subsistencia energética de la región en el futuro y que trae grandes beneficios de muchas formas; no obstante, como ya se mencionó, el nacionalísimo tiende a disminuir este tipo de iniciativas. La tensión es grande y cualquier movimiento en falso tiende a causar grietas de gran impacto en toda la región, con repercusiones en todos los sectores económicos de los Estados.
En cuanto al uso de energías alternativas, en Latinoamérica tienen su justificación en lo que respecta al ahorro de fuentes tradicionales y la reducción de contaminación. Sin embargo, algunas de estas fuentes son de baja proyección debido a las reservas de fuentes tradicionales que aún existen y que son controladas por los estados proteccionistas. Así que no es fácil implantar nuevos sistemas de generación de energía que compitan con las fuentes baratas tradicionales que, a pesar de sus beneficios, no lo hacen de forma económica, además de truncar ciertos intereses políticos.
Esta es una versión de prueba de citación de documentos de la Biblioteca Virtual Pro. Puede contener errores. Lo invitamos a consultar los manuales de citación de las respectivas fuentes.
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