La volatilidad de los proyectos industriales es un parámetro importante a la hora de analizar el riesgo de inversión. Cuando se evalúan activos financieros, la volatilidad puede determinarse mediante datos históricos del activo, pero cuando se trabaja con proyectos industriales, no suele disponerse de datos históricos. Esto hace que la volatilidad sea un parámetro crítico a determinar. Este documento aplica y compara tres enfoques para determinar la volatilidad de un proyecto de fabricación. Dos de los enfoques adoptados, el "Enfoque consolidado de la volatilidad de Copeland y Antikarov (2001)" y la "Estimación de la volatilidad de Herath y Park (2002)", se obtuvieron a partir de una revisión bibliográfica de los métodos para calcular la volatilidad de los proyectos de inversión. El tercer enfoque es una nueva propuesta para el cálculo de la volatilidad, denominada "La estimación de la volatilidad mediante la dependencia entre VPo y VP1". El documento realiza la evaluación tradicional de la inversión de un proyecto industrial, en la que se aplican los tres enfoques diferentes de determinación de la volatilidad. Concluye, comparando los tres enfoques, que la diferencia entre el valor más alto y el más bajo encontrado para la volatilidad es de diecinueve puntos porcentuales.
1. INTRODUCCIÓN
1.1 Consideraciones iniciales
Los avances tecnológicos de las últimas décadas han contribuido exponencialmente a que las empresas busquen técnicas de análisis de inversiones más sofisticadas. Estas nuevas técnicas buscan ser más precisas y tener en cuenta algunas variables que las técnicas tradicionales no tienen en cuenta. El uso de técnicas más precisas y que tienen en cuenta más variables contribuye a una mayor asertividad por parte de los gestores a la hora de decidir la realización o no de un proyecto. Esto evita que las empresas infravaloren sus inversiones, realicen inversiones no rentables o abandonen inversiones que podrían ser rentables.
Los métodos de análisis de inversiones basados en el flujo de caja descontado (DCF) se utilizan mucho en la industria para analizar si un proyecto es viable o no, pero cada vez es más necesario utilizar técnicas que tengan en cuenta la flexibilidad de gestión que tienen la mayoría de los proyectos. Una técnica que es una rama de las Opciones Financieras y que se ha dado en llamar Teoría de las Opciones Reales, trata de incorporar las flexibilidades de gestión que los métodos tradicionales no incorporan. La teoría de las opciones financieras surgió en los años setenta con la publicación del trabajo de Black y Scholes (1973). En las décadas siguientes, otras publicaciones corroboraron el trabajo de estos autores, perfeccionando el modelo que desarrollaron para su uso con activos fijos.
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