La noción de la "línea de triple rentabilidad" (3BL) ha llamado cada vez más la atención en administración, consultoría, inversiones, y círculos NGO en los últimos años. La idea detrás del paradigma de la 3BL es que el éxito de una compañía puede y debe ser medido, no sólo por la línea de rentabilidad económica, sino también por su desempeño en los aspectos sociales/éticos y ambientales.
Por supuesto, varias personas por mucho tiempo han aceptado, tanto adentro como fuera de la organización, que las empresas tienen varias obligaciones sobre los stakeholders; además, es un hecho obvio que las compañías no pueden ser exitosas a largo plazo sí están en desacuerdo con los intereses de éstos. La aparente novedad de las mentiras de la 3BL se basa en el desacuerdo de sus defensores, en que el cumplimiento total de las obligaciones con las comunidades, empleados, clientes y proveedores debe ser medida, calculada, auditada y reportada, así como se hace con el desempeño financiero de las compañías públicas por más de un siglo.
Si creemos que las prácticas éticas de los negocios y la responsabilidad social son funciones importantes para el manejo y gobierno corporativo, entonces debemos tener en cuenta aquellos intentos por desarrollar herramientas que sean más transparentes para los administradores, inversionistas y otros stakeholders sobre el grado de desempeño de la empresa en este aspecto.
En este documento, los autores examinan críticamente la noción de la "línea de triple rentabilidad" (triple bottom line). Ellos se preguntan inicialmente qué es lo que los partidarios de la línea de triple rentabilidad afirman y tratan de obtener específicamente, así como afirmaciones evaluadas sobre los usos vagos y a veces contradictorios de la retórica de la línea de triple rentabilidad.
Posteriormente, los autores usan estas afirmaciones como una base para argumentar: 1) que la idea de la línea de triple rentabilidad no es nueva y 2) que lo nuevo de esta idea no es un argumento muy fuerte. Los autores argumentan desde el punto de vista conceptual y práctico que la línea de triple rentabilidad es una adición que no sirve para la discusión actual sobre la RSE. Finalmente, se muestra que el paradigma de la línea de triple rentabilidad no puede ser salvado solamente por sus afirmaciones: la retórica presenta varias inconsistencias, y pueden de hecho convertirse en una cortina de humo detrás de la cual las empresas pueden en realidad evadir los reportes sobre el desarrollo social y ambiental.
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