Los ecosistemas de páramos, localizados en zonas de alta montaña, durante los últimos años han presentado una intensiva degradación como resultado de la pérdida parcial o total de la cobertura vegetal, generando alteración en la regulación hídrica. Esto es una consecuencia de procesos como cambio climático, agricultura, ganadería y minería. El ser humano, en busca de prevenir una destrucción total de estos ecosistemas, ha implementado políticas de uso sostenible, que no han tenido el impacto positivo esperado, debido al desconocimiento e insensibilidad de las comunidades que los habitan, situación que promueve la siguiente reflexión:¿Es viable dar un uso sostenible a estos ecosistemas frágiles o dar un manejo netamente de conservación?
1. INTRODUCCIÓN
El páramo es un ecosistema presente en regiones tropicales de alta montaña, por debajo de las nieves perpetuas y encima de los bosques [1] (ver Tabla 1), localizado en Sudamérica, Costa Rica, Asia (Indonesia), África (Papúa y Nueva Guinea) y Oceanía, entre los 3.000 y 4.000 (msnm) [2]. El 99 % de los páramos del mundo se encuentra en la cordillera de los Andes, desde Venezuela hasta Colombia pasando por Ecuador, y en la Sierra Nevada de Santa Marta y Costa Rica. En estas regiones, se observa como margen superior del páramo (superpáramo) en donde la vegetación no existe, mientras en el límite inferior (subpáramo o franja altoandina) existe una zona de transición entre el bosque y la región paramuna [3], considerada como la zona con la mayor diversidad y los más altos niveles de endemismo vegetal [4]. Estos límites presentan dificultades en su definición, como consecuencia de la variabilidad de la cobertura vegetal, a causa de la actividad antrópica, como plantaciones forestales o cultivos agrícolas o por la invasión del ecosistema paramuno [5, 6].
En Colombia, el páramo se localiza en las tres cordilleras y en la Sierra Nevada de Santa Marta, cubriendo un área de 14.434 km2, equivalente al 49 % de los páramos del mundo y al 1,3 % de la extensión continental del país [7]. El departamento con mayor extensión es Boyacá [8, 9], con un 16 % de los páramos del mundo [3]. Actualmente se han delimitado 34 páramos, de los cuales solo 709.849 ha se encuentran en áreas del Sistema Nacional Parques Naturales protegidos, lugares que proveen agua al 70 % de la población del país [3].
Los páramos son fundamentales en la regulación hídrica, al ser su principal servicio ecosistémico [10]. Los ecosistemas paramunos se encuentran en estado natural habitados por musgos, pajonales o gramíneas, y frailejones, los cuales ayudan a la regulación y captación de agua proveniente de la condensación del recurso hídrico en estas zonas y junto a los arbustos, al mantenimiento, protección y recarga de acuíferos [11]. El potencial de regulación hídrica del páramo se relaciona con su alta capacidad de retención de agua debido a su vegetación, alcanzando en condiciones de saturación los 80-90 % [12].
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