El surgimiento del Estado Islámico de Irak y al-Sham (ISIS) ha eclipsado a al-Qaeda y con su ascenso ha traído una ola de nuevos grupos afiliados y ataques de lobos solitarios. El ISIS ha podido mantener y gobernar territorio en el Iraq y Siria, al tiempo que ha atraído y desarrollado grupos afiliados en el Afganistán, Libia, Bangladesh, Uzbekistán y otros lugares. Por supuesto, ISIS no es el único grupo que ha podido expandir su nombre a través de grupos afiliados. Al-Qaeda se expandió por medio de grupos en desarrollo, sobre todo en el Oriente Medio (Al-Qaeda en la Península Arábiga) y en el norte de África (Al-Qaeda en el Magreb Islámico). A estas alturas es de conocimiento común que el ISIS comenzó una vez como uno de esos grupos afiliados a al-Qaeda como al-Qaeda en Irak (AQI). El desarrollo de estos afiliados, es de gran importancia para la propagación y expansión de su marca. Estos afiliados deben ser vistos como lo que realmente son: franquicias. Tanto Al-Qaeda como ISIS demuestran la importancia de estos afiliados de franquicias, sin embargo, se les ha prestado poca atención en los debates de política y en las operaciones contra el terrorismo (CT). La supervivencia de la franquicia depende no sólo del éxito de la filial que permanece, sino también del propio éxito de la franquicia. Este es un tema con el que Al-Qaeda ha estado luchando desde la creación de ISIS y parece que el grupo sigue combatiéndolo ahora. Sin embargo, para combatir la amenaza globalizada de Al-Qaeda, ISIS o incluso el siguiente grupo, aquí tiene que haber un entendimiento de que los grupos franquiciados son tan importantes como la organización principal. Para combatir con éxito el terrorismo globalizado, tenemos que asegurarnos de que no será un juego globalizado de "Whack-a-Mole".
Franquicias terroristas
Al-Qaeda adquirió prominencia mundial después del 11 de septiembre y mucho más que el casi olvidado bombardeo del World Trade Center en 1993. A través de este prominente ataque, Al-Qaeda formó ramas en el Medio Oriente y el Norte de África y atrajo a otros grupos insurgentes o terroristas. Estas ramas y grupos prometieron lealtad a lo que pronto se describió como la Central de Al-Qaeda (AQC), que operaba desde el Pakistán. La diferencia con AQC y sus afiliados era que los afiliados actuaban como meras franquicias que tenían asuntos localizados pero estaban enmarcados en un nivel internacional para ganar prominencia y apoyo material. El grupo más conspicuo fue el que prometió lealtad a al-Qaeda es el grupo somalí al-Shabaab [1]. Al-Shabaab surgió de las cenizas de la guerra civil somalí que asoló la década de 1990, al igual que los talibanes en Afganistán. A pesar de los esfuerzos regionales sancionados por la comunidad internacional, al-Shabaab sigue siendo una amenaza en Somalia y a nivel regional. Al-Shabaab ha llevado a cabo ataques en Kenya con la esperanza de desestabilizar el esfuerzo regional para combatirlos.
La rama de al-Shabaab puede ser única al no adoptar la marca de al-Qaeda, pero no debe ser excluida del fenómeno más amplio de al-Qaeda. Al-Qaeda ha tenido éxito en atraer y desarrollar sus propias franquicias. Desafortunadamente, también lo ha hecho ISIS, que nació de Al-Qaeda. Por ejemplo, el nigeriano Boko Haram prometió lealtad a ISIS una vez que ISIS se convirtió en la prominente organización terrorista internacional [2].
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