Debido a sus propiedades mecánicas, térmicas y químicas, las aleaciones basadas en níquel se incluyen generalmente entre los materiales difíciles de mecanizar. Se ha realizado un estudio experimental para investigar las capacidades del torneado convencional y asistido por chorro de alta presión (HPJA) de materiales difíciles de mecanizar, concretamente Inconel 718. Las capacidades de diferentes procedimientos de torneado en duro se comparan mediante la capacidad de rotura de viruta. Los resultados obtenidos muestran que el método HPJA ofrece un aumento significativo de la capacidad de rotura de viruta, en las mismas condiciones de corte (velocidad de corte, avance, profundidad de corte).
INTRODUCCIÓN
El corte de aleaciones a base de níquel es un tema de gran interés para la producción industrial y la investigación científica actuales. Las aleaciones a base de níquel figuran entre los materiales más utilizados en la industria aeroespacial (motores), la producción de energía (generadores de centrales eléctricas), la protección del medio ambiente y la gestión de residuos (plantas de desulfuración de gases de combustión), la industria química (calderas, intercambiadores de calor, válvulas, bombas). Se caracterizan por una buena resistencia a la corrosión y/o una excelente resistencia a altas temperaturas. Las propiedades específicas, ajustadas al área de aplicación respectiva, dependen esencialmente de la composición química, la posible conformación en frío y el tipo de tratamiento térmico. De acuerdo con sus elementos de aleación más importantes, las aleaciones de níquel pueden clasificarse en cinco grupos principales, Figura 1 [1].
Existen varios criterios para evaluar la maquinabilidad de los materiales, y los más utilizados son: la vida útil (que influye en el tiempo de mecanizado y en los costes de producción), las fuerzas de corte (que influyen en el consumo de energía), las temperaturas de corte (que influyen en el desgaste de la herramienta), la calidad de la superficie mecanizada y la forma de la viruta [2].
Las distintas composiciones químicas y estructuras cristalinas de las aleaciones basadas en níquel tienen un efecto directo en su mecanizabilidad. Es bien sabido que las aleaciones con base de níquel ofrecen un rendimiento de mecanizado muy pobre [3].
Debido a sus propiedades mecánicas, térmicas y químicas, las aleaciones a base de níquel se incluyen generalmente entre los materiales difíciles de mecanizar. Con respecto a su maquinabilidad, las aleaciones de níquel pueden dividirse en cinco grupos de maquinabilidad [4].
El Inconel 718, que pertenece al grupo de maquinabilidad 3, también se denomina "superaleación". Esta aleación es la superaleación de níquel más utilizada y representa entre el 25 y el 45 % del volumen de producción anual [5].
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