El objetivo del presente artículo es determinar la relación entre las variables latentes aptitud y actitud en la tipología del emprendedor. Los datos fueron recogidos de una muestra de 140 emprendedores mediante un cuestionario en escala de Likert y procesados mediante el análisis multivariable a través de la herramienta de análisis factorial confirmatorio. Como resultado se puede apreciar, en los diversos indicadores calculados, que el modelo presenta un nivel de ajuste dentro de los parámetros apropiados, así como validez discriminante, confiabilidad y no requeriría de especificación, por lo tanto, el mencionado modelo es adecuado para medir la tipología del emprendedor en las variables latentes estudiadas. Esta investigación es relevante ya que proporciona a las incubadoras de negocios una base sobre la cual pueden estructurar sus diversos programas y medir los resultados obtenidos en los mismos.
INTRODUCCIÓN
Una de las características principales de un emprendedor es la capacidad de detectar negocios en donde otros no ven en un marco de competitividad, complejidad y dinamismo [1], [2], Asimismo, es necesario recalcar que el emprendimiento surge cuando un individuo (el emprendedor) identifica claramente la necesidad y pone en marcha actividades para satisfacerla mediante nuevos productos y/o servicios con valor agregado, los cuales le dan poder de decisión sobre los riesgos a asumir [3].
Es por todo ello, que se puede llamar emprendimiento a la actitud y aptitud que asume una persona a fin de iniciar un proyecto nuevo basado en ideas y oportunidades [4] o también, se puede definir el emprendimiento como la actitud y aptitud que conlleva a un mejoramiento personal, mediante la planeación y ejecución de proyectos con impacto económico [5].
Con respecto a la actitud en el emprendimiento, se puede mencionar que está relacionada con la autonomía, creatividad y responsabilidad de cada individuo en asumir las consecuencias de sus actos, ya sean estos aciertos o errores, en especial, en este último caso para mejorarlos [6], asimismo, la actitud emprendedora también se puede enfocar como la capacidad para llevar adelante un proyecto o una empresa [7], no en vano, uno de los factores que explica la intensión emprendedora es la actitud hacia el emprendimiento, lo que se traduce como la valoración positiva o negativa que asigna el individuo a este comportamiento [8].
Desde un enfoque psicológico, el emprendedor debe ser una persona dotada con una serie de características especiales que le permitan desarrollar una actitud emprendedora tipificada a todo tipo de organización, incluyendo por supuesto la empresarial [9], sin embargo, hay que considerar también que los rasgos de la personalidad son permanentes, pero las actitudes pueden ser modificadas o también lograr que sean duraderas [10].
Y es que los emprendedores deben estar en la capacidad de enfrentar diversos obstáculos para poner en práctica sus ideas de negocios, siendo los principales la falta de voluntad y temor al fracaso, sumado a la necesidad de liderazgo, organización de tiempo y el superar los diversos requisitos para conseguir financiamiento. Por lo tanto, el nivel de compromiso con su proyecto es lo primero que se pone a prueba [11].
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