Las aplicaciones de software son cada vez más importantes para las organizaciones debido a que permiten llevar a cabo eficientemente sus tareas primordiales; por ello es mandatorio realizar las pruebas de calidad de software. Esta investigación se enfocó en diseñar un modelo formal para desarrollar pruebas funcionales de software que permitan alcanzar el nivel de calidad 2 del Modelo de Madurez de Pruebas Integrado (TMMI). El proceso se inició con un diagnóstico situacional, aplicando la norma ISO-9001-2000; luego, se evaluaron diversos modelos de prueba de calidad de software, como el ISO/IEC 9126, el TMM, el TMMI, el Proceso de Mejoramiento de Pruebas (TPI) y el Enfoque de Gestión de Pruebas (TMAP), realizando una comparación bajo algunos criterios como año de publicación, licenciamiento, niveles, factorías y riesgos. Con esta información se diseñó el modelo propuesto, que es independiente del proceso de desarrollo de software. Concretamente, se fundamentó en el ciclo de prueba, y se compone de cuatro fases: Especificación, Planificación, Ejecución y Evaluación, en el que se contrasta en forma real el comportamiento esperado del software. Como caso de estudio y validación se aplicó este modelo a una PYME; los resultados mostraron la eficiencia del modelo y revelaron que es preciso desarrollar una cultura de calidad organizacional en esta empresa.
I. INTRODUCCIÓN
En la actualidad, las empresas en la región, por lo general, no acostumbran a llevar procesos de prueba formales en el desarrollo de productos de software, a pesar de la existencia de un sinnúmero de modelos especializados, como el Modelo de Madurez de Pruebas Integrado (TMMI), el Proceso de Mejoramiento de Pruebas (TPI) y el Enfoque de Gestión de Pruebas (TMAP); la razón principal de esta falencia radica en que estos modelos plantean cómo mejorar el proceso de pruebas a través del cumplimiento de objetivos y prácticas específicas, sin embargo, no plantean cómo llegar a realizarlas. Como alternativa de solución, esta investigación propone un modelo para pruebas funcionales de software, con el fin de alcanzar el nivel 2 TMMI, que permita en forma sistemática mejorar la calidad de las aplicaciones finales a través del proceso de pruebas, el mismo que estará reflejado en tiempo, confiabilidad, usabilidad, pertinencia y costo.
Algunos investigadores, como Glenford Myers [1], proponen separar el desarrollo del software de la verificación y validación; desde este enfoque y de conformidad con Edwards Deming [2], una opción para cumplir esta premisa es articular el ciclo en la mejora de la Calidad Total (i.e., Planear, Hacer, Verificar y Actuar) en las pruebas de software, de la siguiente manera: en una primera etapa, se orientan las pruebas a la solución de errores; Alan Turing [3] escribe el primer artículo basado en pruebas de software.
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