Algunos críticos de la presente crisis de la modernidad ortodoxa que se ubican desde el ambientalismo o el ecologismo, ven en el concepto de naturaleza una de las raíces del actual estado de cosas. Por este motivo, creemos que el ecologismo como posición que comparte muchas de estas críticas, debería construirse a partir de prácticas discursivas que no tengan a la idea de naturaleza como uno de sus conceptos o creencias centrales. Con este objetivo, presentamos al operacionalismo como alternativa teórica para el ecologismo, pues no tiene como uno de sus fundamentos el concepto de naturaleza, ni lo sustituye con términos como ambiente, el cual parece mantener algunas de las dificultades que los críticos han visto en el concepto de naturaleza.
1. INTRODUCCIÓN
El filósofo norteamericano John R. Searle (1996) alguna vez criticó ciertas prácticas discursivas que buscaban superar algunos sistemas de convicciones moderno ortodoxos, porque mantenían categorías y vocabulario propios de estos últimos, algo que según este autor no hacía más que validar y perpetuar lo que supuestamente se atacaba, además de seguir desarrollando el debate en los términos en que lo habían fijado las teorías modernas ortodoxas que se deseaban descartar. Esta crítica es completamente prudente dentro de la actual discusión ecologista, pues si entendemos el ecologismo como una práctica discursiva que busca superar el pensamiento propio de la modernidad ortodoxa con el fin de dar paso a un nuevo sistema de convicciones (Dobson, 1997), no podemos evitar preguntarnos qué categorías y vocabulario de la modernidad ortodoxa deben abandonarse y cuáles mantenerse para lograr efectivamente este objetivo.
Una de las categorías modernas adoptada por el ecologismo que ha sido más fuertemente atacada es la de naturaleza, hasta el punto de ver en ella el talón de Aquiles de esta práctica discursiva (Cronon, 1996; Escobar, 1999). Sin embargo, al hacer una revisión de estas críticas, ninguna cuestiona la pertinencia del término y prefiere abogar por una resignificación de éste.
De manera similar, otros autores han llamado la atención sobre la mentalidad dualista del pensamiento ortodoxo , el cual ha dividido el mundo en duplas mente/cuerpo, naturaleza/sociedad, hombre/naturaleza, sujeto/objeto, masculino/femenino, yo/mundo conformadas por entidades totalmente separadas, cuya dinámica e identidad son independientes entre sí, señalando este aspecto como una de las causas fundamentales de la crisis ecológica actual (Jonas, 2000; Pálsson, 2001; Boff, 2002). Esta conclusión ha sido ampliamente compartida dentro del ecologismo y el ambientalismo, y algunos autores han visto en el ambiente o medioambiente un concepto más apropiado que el de naturaleza, pues permite abandonar este aspecto del pensamiento ortodoxo (Ángel, 1996). Sin embargo, otros académicos han criticado este concepto, argumentando que frecuentemente conduce a discursos reformistas que parten del pensamiento propio de la modernidad ortodoxa para perpetuarlo (Dobson, 1997).
Por lo expuesto anteriormente, creemos válido construir prácticas discursivas radicales que no se fundamenten en el concepto de naturaleza ni en el de ambiente o medioambiente. Además, pensamos que algunas propuestas ecologistas han avanzado en este camino al partir de la sistémica como marco teórico alternativo a los desarrollados por la ciencia ortodoxa. Por esto, en el presente artículo deseamos hacer una breve presentación de los elementos dentro de la sistémica concretamente, dentro del operacionalismo sistémico que responden a las críticas hechas al concepto de naturaleza, sin tener que recurrir a una reinterpretación de éste o a la noción de ambiente.
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