Para que un ingeniero realice sus funciones dentro de la sociedad debe poseer competencias intelectuales, técnicas y humanísticas. Dentro de las competencias humanísticas juegan un importante papel los valores de carácter ético. Este trabajo es un estudio de un caso realizado en México, que tuvo como objetivo investigar la percepción de los alumnos acerca del desarrollo de sus tres tipos de competencias y de sus valores; así como su percepción de las competencias y valores de los ingenieros, tanto aquellos que han sido sus profesores, como los que ejercen la profesión en áreas diferentes a la docencia. El estudio fue exploratorio y en él se recogieron las opiniones de tres tipos de alumnos: aquellos que iniciaban o concluían sus estudios de ingeniería y los que empezaban el posgrado en la misma área. Se utilizó un cuestionario con escalas y se obtuvieron los perfiles de las percepciones de las competencias y los valores. De acuerdo con los resultados, los alumnos de pregrado no mostraron percibir en forma clara que estuvieran desarrollando sus competencias y valores.
INTRODUCCIÓN
“La educación es lo que queda en el hombre después de que olvida lo que aprendió” [Rugarcía et al., 2001]. Si se acepta que un estudiante no podrá retener en la memoria por mucho tiempo todo el acervo de diversos conocimientos que recibió en las aulas, se podrá aceptar también que lo realmente importante es tratar de desarrollar sus potencialidades para aprender, resolver y decidir. Un ingeniero con varios años de haber concluido sus estudios, probablemente puede haber olvidado los contenidos específicos de algunas de las materias que cursó, pero lo que no puede perder es la capacidad de tomar decisiones para la resolución de problemas en el área de su competencia. En este proceso debe buscarse, también, que las decisiones que el profesional tome sean prudentes y moralmente justas [Garza, 2001]; por eso, actualmente las escuelas de educación superior se deben empeñar en mejorar, desarrollar y fomentar los valores éticos.
El ejercicio profesional contribuye, como cualquier otro trabajo, a la producción de bienes y servicios, útiles para la sociedad. La característica principal que distingue al trabajo profesional es que las competencias de quien lo ejerce deben ser certificadas por una institución de educación superior. Las competencias son las aptitudes que el profesional debe desarrollar para ejercer la profesión [Berumen, Gomar, Gómez, 2001]; en otras palabras, se puede decir que es lo que intelectual y físicamente el individuo puede hacer. Sin embargo, las acciones del profesional generalmente producen algún efecto en el bienestar de otras personas, por lo que también involucra sus emociones en decidir qué debe hacer y la razón que lo mueve a hacerlo. De aquí que en la toma de sus decisiones siempre estarán presentes sus valores.
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