Las estadísticas nacionales indican que Boyacá es el segundo departamento más pobre de Colombia, datos que contrastan con la realidad ya que posee uno de los recursos humanos más productivos y una extensa gama de riquezas naturales que pareciera que con estas características no tendría por qué haber alto deterioro de las condiciones humanas, económicas y sociales de sus habitantes. La situación socio-económica se agrava aún más en los moradores de sus municipios especialmente de los municipios pequeños en donde no existen las condiciones necesarias para producir y generar excedentes sino que logran sobrevivir en pobreza e indigencia y con un alto nivel de dependencia que no les permite el pleno desarrollo de sus potencialidades para vivir dignamente. Tal es el caso del municipio de Sora donde por condiciones particulares de escasez de recursos naturales y poblacionales la situación social y económica de sus habitantes es más crítica. Esta problemática originó la investigación para determinar alternativas de solución a la pobreza, la indigencia, el bajo nivel educativo, la falta de prevención en salud y la baja producción de bienes y servicios como factores que inciden en el desarrollo de la comunidad rural.
1. INTRODUCCIÓN
Pensar en desarrollo rural en nuestro país es describir las condiciones reales de esa otra Colombia, con perspectivas diferentes: como fuente de oportunidades para el crecimiento económico en un planeta globalizado, ávido de alimentos, de materias primas y de recursos ambientales. Y más importante aún, como el sector fundamental del desarrollo de los pueblos en términos de equidad, inclusión y democracia.
El sector rural es el que le apuesta al desarrollo humano, dejando de lado la entronización del capital financiero de carácter especulativo como elemento definitorio de la política económica y social. Este aspecto especulativo de lo financiero se constata cada vez más con una mayor injerencia en la provisión de bienes y servicios sociales, que deja como lastre un abrumador desempleo, una mayor desigualdad y pobreza, específicamente desde 1990, año en que se da inicio a la apertura económica.
Sin embargo, es el segmento poblacional que siempre ha estado desprotegido parcial o totalmente de las políticas públicas de desarrollo del Estado, en todo aspecto, falto de oportunidades, han hecho que las migraciones a las ciudades sean cada vez mayores, afectando los crecientes cinturones de pobreza y marginalidad que ya existen por un lado y por otro, el campo colombiano ha quedado desprovisto del factor humano para que lo trabaje y produzca los bienes necesarios para su subsistencia.
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