Los biomateriales poliméricos se utilizan como sustitutos de tejidos dañados o para estimular su regeneración. Una clase de biomateriales poliméricos son los biorreabsorbibles, que se degradan tanto in vitro como in vivo. Se utilizan en tejidos que necesitan un soporte temporal para su regeneración tisular. Entre los diversos polímeros bioabsorbibles se incluyen los α-hidroxiácidos, en diferentes formas de poli(ácido láctico) (PLA), como el poli(ácido L-láctico) (PLLA), poli(ácido D-láctico) (PDLA), poli(ácido DL-láctico) (PDLLA), además del poli(ácido glicólico) (PGA) y la poli(caprolactona) (PCL). Estos polímeros son bien conocidos porque sus productos de descomposición se eliminan del organismo por vía metabólica y debido a su buena biocompatibilidad. Muchos resultados muestran que los diferentes sustratos basados en PLA no presentan toxicidad, una vez que las células pudieron diferenciarse sobre los diferentes polímeros, lo que se demostró por la producción de componentes de la matriz extracelular por parte de muchos tipos celulares. En este trabajo, revisamos el empleo del α-hidroxiácido, con énfasis en las diferentes formas de andamios de PLA utilizados como sustratos de cultivo celular y sus aplicaciones.
INTRODUCCIÓN
Durante siglos, las lesiones tisulares importantes, normalmente causadas por traumatismos mecánicos o enfermedades degenerativas, han causado problemas debido a los limitados recursos terapéuticos disponibles. La extirpación de la porción lesionada era la práctica más utilizada, lo que conllevaba una serie de limitaciones para quienes padecían la enfermedad. La extracción de grandes porciones de tejido conllevaba una importante disminución de la calidad de vida del paciente. Así, la sustitución y/o regeneración de las regiones corporales dañadas se convirtió en un objetivo. Con el aumento de la esperanza de vida humana, conseguida con el descubrimiento de los antibióticos y la quimioterapia, así como la mejora de las condiciones higiénicas, la búsqueda de metodologías para reemplazar los tejidos dañados se convirtió en una necesidad.
Existen dos procedimientos que pretenden suplir la falta de tejidos y órganos dañados o comprometidos: los trasplantes y los implantes. En cuanto a los trasplantes, los tejidos u órganos pueden obtenerse de donantes vivos, como en el caso del corazón o los riñones, o de cadáveres, como en el caso de los huesos liofilizados y congelados. En algunos casos, es necesario el uso de fármacos inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano, y otros fármacos para neutralizar la posible contaminación microbiana. Además, los trasplantes tienen el inconveniente de plantear una serie de cuestiones éticas e incluso religiosas.
Por otro lado, los dispositivos desarrollados para servir como implantes, además de no presentar los problemas antes mencionados, están diseñados para actuar en la interfaz con los tejidos del cuerpo, interactuando con ellos.
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