En muchos estudios sobre el turismo en las zonas de valor medioambiental se destacan las ventajas tanto para la salud humana como para los presupuestos de los gobiernos locales y sus propios residentes, así como para aumentar el conocimiento y la concienciación de los turistas a través del contacto personal con la naturaleza. Sin embargo, mientras admiramos las coloridas carpetas que describen los encantos de experimentar la naturaleza y planeamos un viaje similar, debemos recordar que nuestras vacaciones, especialmente cuando las pasamos en zonas de valor medioambiental, requieren algún tipo de responsabilidad y disciplina y no pueden ser completamente despreocupadas. Desde principios de los años 90 se observa en Polonia el crecimiento de diversas formas de turismo, tanto de masas como individual. La gente busca cada vez más el contacto personal con la naturaleza, descansar de las actividades diarias, regenerarse y recuperar la salud, adquirir conocimientos, pero también encontrar experiencias únicas y a veces fuertes de las que presumir delante de los amigos. Para un humano esas cosas son sin duda algo positivo, pero la presencia de un humano en un espacio habitado por animales salvajes puede provocar reacciones negativas, porque un hombre es un potente inductor de estrés para los animales. Conocemos los efectos destructivos del estrés en la salud humana por la prensa diaria o por la televisión, y parece que puede tener el mismo efecto en la vida de los animales. Las técnicas de investigación actuales permiten estudiar los niveles de estrés en el organismo de los animales salvajes de forma no invasiva, analizando la concentración de glucocorticoides (es decir, la hormona del estrés) en sus heces. Este método se ha utilizado tanto para investigar la influencia no depredadora de los depredadores sobre las presas como el impacto del ser humano sobre los animales salvajes. Los estudios han confirmado que el ser humano es un factor de estrés muy importante para los animales, que intentan evitar en la medida de lo posible. También se ha constatado que los niveles de hormonas del estrés en los animales son más elevados en lugares y épocas relacionados con una mayor penetración turística. El impacto negativo del estresor de larga duración es mayor cuando se trata de especies más raras expuestas a él. Por ello, la organización y planificación del turismo en zonas de gran valor medioambiental también debería tener en cuenta su impacto en las poblaciones animales locales.
INTRODUCCIÓN
Durante siglos, el hombre ha intentado subyugar primero a su entorno inmediato y, con el tiempo, a toda la naturaleza, haciéndola útil para él de diversas maneras. Con el desarrollo de la civilización humana, han aparecido diversos tipos de urbanización en zonas antes vírgenes, que han cambiado las funciones de estas zonas, así como su carácter. Estos procesos han provocado cambios en la estructura del paisaje y en la composición de especies de plantas y animales.
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