El propósito de esta investigación fue determinar el efecto del consumo de ácidos grasos trans contenidos en la margarina vegetal, sobre los niveles de lípidos en sangre de consumidores habituales de este producto. Treinta y siete individuos entre 20 y 50 años y un peso adecuado para la estatura, conformaron la muestra; 18 consumidores habituales de margarina, grupo estudio, y 19 no consumidores, grupo control. Se llevó a cabo la valoración nutricional por antropometría, el análisis de los hábitos alimentarios y el perfillipídico. El consumo promedio de energía y nutrientes, así como los niveles de colesterol total y LDL en sangre fueron significativamente mayores (p<0.05) en el grupo estudio; las concentraciones sanguíneas de HDL fueron menores (4mg/dl) y las de triglicéridos mayores (40 mg/dl) en el grupo estudio, aunque-no se consideraron estadísticamente significativas. El 61% de los individuos del grupo estudio y el 26% del grupo control presentaron hipercolesterolemia y el 50% del grupo estudio y el21% del grupo control presentaron hipertrigliceridemia. Se concluyó que en este grupo de individuos, el consumo de ácidos grasos trans contenidos en la margarina vegetal puede ser un factor que contribuye a elevar los niveles de lípidos sanguíneos, que es un factor de riesgo de enfermedad coronaria.
INTRODUCCIÓN
Los efectos de los aceites vegetales y otras fuentes de ácidos grasos trans en la salud de los seres humanos fueron ampliamente revisados durante las últimas décadas del siglo pasado (Kris-Etherton, 1995, Denke, 1995).
Numerosas publicaciones mencionan que los ácidos grasos trans aumentan el riesgo de contraer enfermedad coronaria.
Los estudios concluyen que los aceites vegetales hidrogenados disminuyen las concentraciones sanguíneas de colesterol total (CT) y colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) cuando sustituyen grasas animales, como las presentes en el huevo y la mantequilla, o grasas vegetales ricas en ácidos grasos saturados (AGS) como los que se encuentran en el aceite de coco. Sin embargo, las grasas hidrogenadas elevan ligeramente la concentración sanguínea de colesterol cuando sustituyen a los aceites deshidrogenados; por lo tanto los alimentos que contienen ácidos grasos trans son buenos sustitutos de las grasas tradicionales ricas en AGS, pero no son buenos sustitutos de los aceites vegetales.
En 1900 se desarrolló el proceso de hidrogenación para que los aceites vegetales líquidos pudieran ser utilizados como sustitutos de la manteca de cerdo. Con el desarrollo del proceso de hidrogenación parcial a partir del año 1930, la conversión de ácidos grasos poliinsaturados (AGP) a ácidos grasos trans produjo grandes habilidades para modificar las propiedades funcionales de los aceites vegetales, pero también facilitó la formación de isómeros trans; este proceso de hidrogenación parcial fue inicialmente comercializado a comienzos de los años cuarenta y provocó un cambio en el consumo de grasas (Denke, 1995).
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