Cuando nuevos depredadores invaden un hábitat, ya sea por ampliación de su área de distribución o por introducción, las presas pueden correr un alto riesgo al no reconocerlos como peligrosos. El armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus) ha ampliado recientemente su área de distribución en Norteamérica. Los armadillos buscan alimento en el suelo y la hojarasca, consumiendo invertebrados y pequeños vertebrados, incluidas las salamandras. Hemos comprobado si las salamandras zigzag de Ozark (Plethodon angusticlavius) de una población que coexiste con armadillos desde hace unos 30 años muestran un comportamiento antidepredador en presencia de las señales químicas de los armadillos y si pueden distinguir entre los estímulos de los armadillos y los de un mamífero simpátrico no depredador (el ciervo de cola blanca, Odocoileus virginianus). Las salamandras parecían reconocer las señales del sustrato de los armadillos como una amenaza porque aumentaban sus conductas de huida y el consumo de oxígeno. Cuando se exponían a las señales aéreas de los armadillos, las salamandras también mostraban una respuesta antidepredadora al pasar más tiempo en una postura discreta. Además, los comportamientos individualmente consistentes entre tratamientos para algunas variables de respuesta sugieren la posibilidad de un síndrome conductual en esta especie.
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