La prevención y el control de hongos que atacan madera utilizando agentes sintetizados en el marco de la Química Verde es una estrategia prometedora en el desarrollo de preservantes que conduzcan a la sostenibilidad ambiental. La madera constituye un material susceptible a la degradación fúngica, presentando deterioro frecuente y agresivo cuando es puesta en servicio. Si bien a lo largo de los años se han desarrollado compuestos para su protección con diversos métodos de impregnación, muchos de los utilizados presentan fuertes cuestionamientos ambientales. El objetivo de este trabajo fue obtener cinamato de metilo (CiM) a través de un procedimiento de bajo impacto ambiental, y evaluar su actividad in vitrofrente a Gloeophyllum sepiarium (Wulf.: Fr.) P. Karst, un hongo causante de pudrición parda. Se realizó la síntesis de (CiM) a partir de ácido cinámico y metanol, mediante catálisis con ácidos de estructura Preyssler, con un rendimiento del 49% y una selectividad del 100 %. Este compuesto ejerció un efecto antifúngico, retrasando el crecimiento miceliar y su velocidad, a partir de una concentración de 2.000 ppm, aunque ello fue dependiente de la temperatura de incubación. Futuros estudios son necesarios para confirmar su potencial antifúngico cuando es aplicado en madera.
1. INTRODUCCIÓN
La madera constituye un material con amplia variedad de usos y con claras ventajas frente a otros materiales. Puede ser utilizada como material estructural, combustible o materia prima en industrias, en su forma básica inalterada (construcción, mueblería, postes, leña, etc.), o como subproducto (tableros, pulpa, papel, briquetas, etc.). Se encuentra disponible en diversas formas y tamaños; es posible trabajarla fácilmente con diversas herramientas; presenta gran resistencia en relación al peso, baja conductividad térmica, acústica y eléctrica, alta resistencia a la flexión estática y dinámica y una relativa durabilidad frente a la acción de sustancias químicas o agentes de deterioro atmosférico como los rayos UV, lluvia, etc., presentando mayor resistencia a la oxidación y corrosión. Sin embargo, presenta susceptibilidad frente a la acción de agentes bióticos (hongos, bacterias, insectos y taladradores marinos), viéndose afectadas sus propiedades físicas, químicas, mecánicas y estéticas, y abióticos, sufriendo desgaste químico o mecánico [1]. Si bien las maderas naturalmente tienen cierta durabilidad, dada fundamentalmente por su composición química, generalmente resulta necesaria la adopción de medidas conocidas como métodos de preservación, que permitan protegerlas de la degradación biótica y abiótica, incrementando su durabilidad y resistencia, por ende, su vida útil una vez puesta en servicio [1, 2]. La degradación por hongos xilófagos representa las mayores pérdidas en durabilidad y resistencia, ya que son atacados los componentes principales de la pared celular (celulosa, hemicelulosas y lignina).
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