El objetivo principal de este estudio era explorar y analizar la producción científica reciente sobre sostenibilidad en el sector minorista de la moda. La metodología se basó en una revisión bibliográfica y un análisis bibliométrico de los últimos 12 años de artículos publicados revisados por pares sobre el tema. Los resultados ilustraron un aumento de las publicaciones en 2017 y 2018, con una gran participación de países como Estados Unidos y China. Los hallazgos cubrieron una amplia diversidad de temas relacionados con el comercio minorista de moda, tales como: moda lenta, moda rápida, sostenibilidad en la cadena de suministro, producción y consumo sostenibles de productos textiles, y las principales barreras, beneficios y tendencias para este sector en un futuro próximo. Debido al aumento de los impactos sociales y medioambientales negativos en las últimas décadas, son necesarios más estudios relacionados con las prácticas de sostenibilidad que debe adoptar este sector para identificar posibles soluciones alternativas al problema. Hemos elaborado una lista con las 55 prácticas más importantes para promover la sostenibilidad en el comercio minorista de moda.
1. INTRODUCCIÓN
De acuerdo con las Naciones Unidas y el Medio Ambiente (2018), la preocupación social con el medio ambiente comenzó a partir de las transformaciones que tuvieron lugar en el escenario mundial después del final de la Segunda Guerra Mundial, lo que ha impulsado los estudios sobre la gestión de la cadena de producción y el desarrollo de nuevas estrategias de producción. Debido a estos cambios en la sociedad, se produjo un aumento significativo de la productividad en el entorno industrial, a través del avance de las nuevas tecnologías, la estandarización de los productos, una mayor eficiencia de los procesos involucrados, y la reducción de costes y precios debido a las economías de escala.
En este sentido, el reflejo del cambio tomó las producciones de ropa a gran escala cuya denominación del concepto fast fashion según Fletcher (2010) se refiere no sólo a la velocidad, sino también a un conjunto de prácticas aplicadas en el mercado de la moda que tiene como objetivo el crecimiento continuo basado en el poder y la prosperidad que la marca representa. En 2017, la mayor marca de fast fashion, H&M, alcanzó el 1,4% del mercado total y en 2020 la industria mundial de la moda (confección) aumentó su producción en un 6,2% (O´Connell, 2019). Según Zhang et al. (2021), el rendimiento económico del modelo de negocio de la moda rápida es notable debido a los bajos precios y las rotaciones rápidas de productos que fomentan el consumo excesivo, principalmente en la generación más joven.
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