Un ataque biológico que emplea la propagación deliberada del virus del Ébola por parte de trabajadores de la salud radicalizados es una amenaza importante para la salud pública y la seguridad nacional. La cadena de custodia de los materiales médicos contaminados con el Ébola puede ser enorme, y existen oportunidades para que los trabajadores de la salud se autoinfecten con el Ébola. Como se demostró en los últimos años, los occidentales apoyarán a las organizaciones terroristas islámicas llevando a cabo ataques en suelo doméstico. Este documento aborda escenarios mediante los cuales los trabajadores de la salud podrían diseminar el virus del Ébola en poblaciones desprevenidas. También se dilucidan los métodos de mitigación de riesgos.
Introducción
Aunque la mayoría de los casos de terrorismo implican el uso de armas de fuego y explosivos, se han empleado métodos para infligir daños y pánico en mayor escala: sarín, ántrax, secuestros de aeronaves. Un escenario de ataque biológico que no ha recibido amplia atención es la propagación deliberada del virus del Ébola, aunque la situación se ha descrito anteriormente en la literatura [1,2]. Teniendo en cuenta la prevalencia del Ébola durante el brote que comenzó en 2014, los trabajadores han tenido amplias oportunidades de autoinocularse y convertirse en mecanismos de entrega del Ébola, si así lo hubieran deseado. Desde 2014, se han sospechado, clasificado como probables o confirmados más de 28.000 casos de Ebola en África occidental y el total de muertes supera las 11.000. En Guinea, los trabajadores de la salud tienen 42 veces más probabilidades de infectarse que los que no lo son [3]. En las actividades humanitarias ha participado personal de diversos países y en el desempeño de sus funciones; trabajadores de la salud de España, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Nigeria y los Estados Unidos han contraído la enfermedad. Incluso en el territorio continental de los Estados Unidos, los trabajadores de la salud pueden infectarse, como se vio cuando la enfermera Nina Pham se enfermó mientras atendía a un paciente de Ebola en Texas. En el presente documento se abordan las hipótesis en que el virus del Ébola podría ser diseminado intencionalmente por los trabajadores de la salud en poblaciones desprevenidas.
El virus del Ébola
La enfermedad del virus del Ébola es zoonótica, lo que significa que afecta tanto a los animales como a los humanos. Los murciélagos son el huésped reservorio y pueden transmitir el virus a otros animales como simios, monos, antílopes y humanos. La transmisión también puede ocurrir durante un evento de derrame, en el que un animal o un humano contrae la enfermedad a través del contacto con un murciélago (es decir, a través de la caza o la preparación de la carne). La transmisión de persona a persona se logra por medio de la sangre o los fluidos corporales de las personas enfermas, o con los cuerpos de los que murieron a causa de la enfermedad. La transmisión de persona a persona suele completarse durante las prácticas funerarias tradicionales africanas, en los centros de salud y entre las familias que tienen contacto sin protección con los miembros enfermos [2].
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