El proceso de obtención de un revestimiento polimérico hidrófilo sobre un componente o producto polimérico puede dividirse básicamente en: el tratamiento de la superficie del sustrato, la aplicación del revestimiento y la reticulación. El tratamiento de la superficie del sustrato es crucial debido a la posible gran diferencia de polaridad entre los polímeros y los materiales del sustrato, que suelen tener una energía superficial libre baja y pueden dificultar gravemente la adhesión. En este estudio se evaluó la influencia del tratamiento superficial con llama para intentar aumentar la energía libre superficial de los tubos de poliamida 11. Las muestras se sometieron a tratamiento durante 5, 10, 20, 30 y 60 segundos, y posteriormente se caracterizaron mediante goniometría, microscopía electrónica de barrido, espectroscopía infrarroja y resistencia al rayado de la capa depositada. Se analizaron muestras no tratadas como parámetro de control de los cambios. Los resultados mostraron un aumento de la humectabilidad y la rugosidad de la superficie, así como una mejora de la adherencia del revestimiento hidrófilo tras el tratamiento.
INTRODUCCIÓN
La incorporación de procedimientos menos invasivos a la práctica quirúrgica en general ha proporcionado a los médicos y principalmente a los pacientes muchas facilidades y beneficios en comparación con técnicas equivalentes. Mediante pequeñas incisiones localizadas y equipamiento específico, la manipulación quirúrgica se limita a la zona enferma, preservando así las estructuras periféricas. Entre las muchas ventajas de estas técnicas, destacan la reducción de la necesidad de reposición de sangre, menor tiempo de hospitalización, menor probabilidad de infecciones y dolor postoperatorio[1]. Por otra parte, estas técnicas también presentan algunas limitaciones de utilización. En el caso de los procedimientos endovasculares, por ejemplo, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan es el traumatismo y las lesiones causadas a las paredes de los vasos sanguíneos debido a la fricción del dispositivo durante la inserción[1]. Algunos recursos tecnológicos en el campo de los materiales han ayudado a reducir este daño, por ejemplo mediante la aplicación de una capa de polímero hidrófilo a la superficie del dispositivo. Los materiales hidrófilos son polares y tienen afinidad con líquidos del mismo carácter, como la sangre, lo que hace que la interfaz entre ellos sea muy resbaladiza[2]. Además, los polímeros hidrófilos muestran resultados positivos en pruebas como citotoxicidad, toxicidad sistémica, reactividad intracutánea aguda, entre otros, demostrando que también cumplen con la biocompatibilidad[1].
En términos generales, la obtención de un hidrófilo sobre otro componente polimérico puede dividirse en tres etapas: tratamiento superficial del sustrato, deposición del recubrimiento y curado del polímero depositado. Entre estas etapas, el tratamiento de la superficie es necesario debido a la diferencia de polaridad entre estos materiales y la baja energía libre superficial de los principales polímeros utilizados como sustratos.
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