Debido a que los cerrojos son mucho más pequeños que cualquiera de los componentes que se utilizan como soporte, generalmente, estos deben se más resistentes a la corrosión para compensar cualquier efecto de la corrosión galvánica. Si los cerrojos son anódicos con respecto al resto de la estructura, el efecto relativo del tamaño podría causar corrosión y por consiguiente degradación del cierre en muy poco tiempo. Por ejemplo, los cierres de aleación K-500 (UNS N05500) de MONEL ® se utilizan con aleación de acero para ambientes marinos. Sin embargo, el acoplado galvánico que resulta de esta mezcla de aleaciones puede producir hidrógeno (que es explosivo) y una fragilidad de los cierres junto con una deficiencia de la aleación K-500. Por lo tanto, se requieren materiales con alta dureza, resistencia pero que sean de noble manejo.
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