El moho presente en los edificios es un factor que provoca, entre otras cosas, amenazas a la salud de los residentes, degradación de los materiales de construcción, destrucción de las superficies de las paredes y de los muebles adyacentes a los tabiques moldeados. Este artículo examina la utilidad de la termografía para identificar áreas con riesgo de crecimiento de moho en los hogares. Para ello se utilizó una cámara termográfica para crear termogramas. Los termogramas se procesaron para determinar la posibilidad de aparición de moho y el grado de su desarrollo. La presencia de humedad en la superficie de la barrera es una de las condiciones previas para el crecimiento de moho. Los análisis de termogramas se llevaron a cabo utilizando tres métodos para determinar la temperatura crítica por debajo de la cual se produce condensación de humedad en la superficie de la barrera. Un método basado en el factor de temperatura de la superficie resultó ser el más útil para determinar el grado de desarrollo del moho fRsi. La utilidad del método de termovisión para determinar la zona de crecimiento de moho se ha comprobado prácticamente a través de rastros visibles de micelio en las paredes y techos examinados. Al analizar termogramas, es necesario tener en cuenta muchos factores. Por lo tanto, una persona que interprete termogramas debe tener conocimientos adecuados en el campo de la termovisión y la física de la construcción.
INTRODUCCIÓN
El problema de la biodegradación de los materiales con los que se construye un edificio se conoce desde hace mucho tiempo. Está causada, por ejemplo, por bacterias, hongos y mohos. Sus esporas están presentes en el aire de prácticamente todos los edificios. Además, las condiciones térmicas y de humedad adecuadas, así como un sustrato apropiado, bastan para su desarrollo. Aparecen como una floración de moho que estropea la estética de las estancias y destruye el material atacado. El moho también afecta a la salud de las personas y animales que habitan las estancias atacadas de un edificio. Sus micotoxinas son la causa de muchas enfermedades, como las alergias, y pueden incluso provocar cáncer. El impacto de tales microorganismos en la salud de las personas que se encuentran en el edificio es uno de los factores del llamado Síndrome del Edificio Enfermo; SBS para abreviar. Ya en los años 90, la OMS informó de que el SBS se da hasta en el 30% de los edificios nuevos y modernizados (OMS, 1990).
Los problemas de aumento de la humedad suelen aparecer en edificios en los que se han sustituido las ventanas por otras nuevas y herméticas. Los inquilinos de estos edificios, debido a un ahorro de energía térmica mal concebido, no ventilan las habitaciones durante los periodos de mayor emisión de humedad, lo que provoca la aparición de moho. La normativa sobre construcción vigente desde 2008 (WT, 2013) ha introducido la necesidad de utilizar ventanas más herméticas. Al mismo tiempo, en el caso de la ventilación natural, se hizo hincapié en la necesidad de utilizar difusores en ventanas, puertas balconeras o en paredes exteriores.
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