La idea de utilizar plataformas no tripuladas para tareas de combate está progresando. El análisis de los conflictos armados contemporáneos indica que en el futuro las operaciones militares se llevarán a cabo en gran medida en zonas urbanizadas. El artículo esboza las condiciones tácticas que determinan el funcionamiento de las plataformas terrestres no tripuladas en el campo de batalla urbanizado y formula los requisitos tácticos y técnicos que debe cumplir un vehículo autónomo de apoyo al combate (VAC) diseñado para cooperar con las subunidades de infantería en las operaciones militares contemporáneas y futuras.
1. Introducción
Los conflictos en la antigua Yugoslavia, Chechenia, Afganistán, Irak y Siria indican que en el futuro las operaciones militares se llevarán a cabo en gran medida en zonas urbanizadas [1-7]. El entorno urbano crea un amplio abanico de posibilidades para la realización de operaciones con subunidades de infantería, que en estas condiciones pueden llevar a cabo una defensa eficaz. En particular, la selección adecuada de las opciones tácticas, un mando hábil y el aprovechamiento eficaz de las ventajas del entorno de combate permiten que el adversario más fuerte sufra grandes pérdidas.
La táctica (a diferencia de la estrategia) está fuertemente relacionada y depende de los cambios organizativos y técnicos que tienen lugar en las fuerzas armadas. La influencia decisiva en el modelo de combate de las fuerzas terrestres la están ejerciendo actualmente la electronización y automatización de la lucha armada y la introducción generalizada en las fuerzas terrestres de equipos de combate de nueva generación, como robots y drones para el campo de batalla, armas de precisión, sistemas de mando y comunicación centrados en la red y otros medios de guerra electrónica. Esto está provocando una transformación gradual de las operaciones terrestres independientes en operaciones combinadas (es decir, fuego-electrónica o tierra-aire-cibernética, también conocidas como combate colaborativo), que deberían considerarse las transformaciones más importantes en las tácticas de las fuerzas terrestres en el siglo XXI.
Las experiencias de las batallas muestran que en las zonas edificadas, una de las formas básicas de operaciones tácticas de la subunidad de infantería durante la defensa es la emboscada, que desorganiza eficazmente las acciones del adversario y debilita su potencial de combate antes de alcanzar la línea principal de defensa de sus propias fuerzas [8]. La base de estas actividades es el hecho de que el bando más débil del conflicto ve la posibilidad de la victoria sorprendiendo al adversario y desangrándolo en combates callejeros. Cabe suponer que la emboscada seguirá desempeñando un papel importante en las actividades de acumulación como forma eficaz de combate.
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