Un nuevo estudio publicado en la revista Science determina que la implementación de tan solo cuatro políticas pueden reducir en un 91 % los residuos plásticos mal gestionados -plástico que no se recicla ni se elimina adecuadamente y acaba contaminando- y en un tercio los gases de efecto invernadero relacionados con el plástico. Estas políticas son: obligar a que los nuevos productos se fabriquen con un 40 % de plástico reciclado posconsumo; limitar la producción de plástico nuevo a los niveles de 2020; invertir significativamente en la gestión de residuos plásticos, como los servicios de recogida separada, y aplicar una pequeña tasa a los envases de plástico.
Este paquete de políticas también aportaría beneficios climáticos, reduciendo las emisiones equivalentes a retirar de la circulación 300 millones de vehículos de gasolina durante un año.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de California en Santa Bárbara, se presenta justo antes de las negociaciones que tendrán lugar del 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busan (República de Corea), donde se espera que los delegados de más de 190 países definan los últimos detalles del primer tratado jurídicamente vinculante del mundo sobre la contaminación por plásticos.
"Es el momento. Estas próximas negociaciones en Busan son nuestra única oportunidad de unirnos como planeta y solucionar este problema", afirma el Dr. Douglas McCauley, profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara y profesor adjunto de la Universidad de California en Berkeley. "Uno de los descubrimientos más emocionantes de esta investigación es que realmente es posible casi acabar con la contaminación por plásticos con este Tratado. Soy cautelosamente optimista, pero no podemos desaprovechar esta oportunidad única en la vida".
Si no se toman medidas en Busan, el consumo anual de plástico aumentará un 37 % entre 2020 y 2050, y la contaminación por plásticos casi se duplicará en el mismo periodo.
"Este estudio demuestra lo lejos que hemos llegado no sólo en la cuantificación de los múltiples problemas que rodean a los plásticos, sino también en la identificación y evaluación de posibles soluciones", declara el Dr. Roland Geyer, catedrático de Ecología Industrial de la Bren School of Environmental Science & Management de la UC Santa Barbara. "Estoy muy orgulloso de lo que nuestro equipo ha podido conseguir a tiempo para la ronda final de negociaciones del Tratado Mundial sobre los Plásticos".
Según los investigadores, de seguir como hasta ahora, el mundo generaría suficiente basura entre 2011 y 2050 para cubrir Manhattan con una montaña de plástico de una altura diez veces superior a la del Empire State Building. En un futuro sin cambios, las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el plástico se dispararían un 37 % con respecto a los niveles de 2020, hasta alcanzar 3,35 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente en 2050, lo que equivale al funcionamiento de casi 9.000 centrales eléctricas de gas natural durante un año o al consumo energético de más de 436 millones de hogares durante un año.
"Los negociadores disponen de múltiples vías, pero es necesario ser ambiciosos", explica Sam Pottinger, científico principal de investigación de datos del Centro Eric y Wendy Schmidt de Ciencia de Datos y Medio Ambiente de la UC Berkeley. "El impacto que realmente esperamos ver en el tratado es que esté informado por los datos. A medida que el tratado llega a su conclusión final antes de la ratificación, queremos que la gente sea consciente de cuánto han progresado realmente, al menos según la mejor ciencia de que disponemos en este momento".
Los países del Sur Global seguirán soportando la mayor carga de la crisis del plástico. Los mecanismos de financiación creados en el tratado podrían impulsar inversiones muy necesarias en infraestructuras de gestión de residuos y reciclaje en estas regiones para reducir la contaminación por plástico, ayudando así a resolver un importante problema de justicia medioambiental mundial.
"Soy optimista respecto a un futuro sostenible", afirma la Dra. Nivedita Biyani, investigadora sobre modelización mundial del plástico del Laboratorio Benioff de Ciencias Oceánicas de la Universidad de California en Santa Bárbara. "Este trabajo político demuestra que podemos llegar a un mínimo de residuos plásticos mal gestionados si nos unimos en la acción. Esto proporciona a los responsables políticos una herramienta novedosa que no es prescriptiva: pueden combinar diversas políticas según les convenga. De cara al futuro, creo que un mecanismo para recopilar datos sobre la producción y el comercio de plásticos será un factor clave. Necesitamos transparencia en la cadena de suministro".
El estudio se basa en los conocimientos de una herramienta generada por IA y desarrollada por un equipo de investigadores del plástico, científicos de datos e investigadores de IA de la UC Santa Bárbara y la UC Berkeley. La herramienta utiliza el aprendizaje automático para combinar información sobre el crecimiento demográfico y las tendencias económicas con el fin de prever el futuro de la producción, la contaminación y el comercio de plásticos.
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