Uno de los ejemplos destacados durante el evento –realizado en el Edificio de Posgrados de la Facultad de Ciencias Humanas– fue el de Saúl Roberto Murcia López, un agricultor de maíz que en 2016 enfrentó una temporada difícil en Simijaca, Cundinamarca (en el Valle de Ubaté), un municipio con más de 11.000 habitantes. Su cultivo, que solía ofrecer abundantes cosechas, sufrió el fenómeno del volcamiento, en el que las plantas se doblan o se rompen antes de alcanzar su madurez, y esto le generó pérdidas de casi el 80 % de su producción.
Aunque todo parecía favorable: un clima templado, sin extremos de calor o frío que pudieran afectar gravemente el cultivo, y buena humedad en el suelo, lo que estaba causando estos estragos era una enfermedad desconocida hasta el momento.
“Ni siquiera se podía ensilar la caña porque se caía todo y a raíz de eso nos tocó enfocarnos a la investigación para buscar el agente causal”, relata Saúl indicando que fue en ese entonces donde empezó a trabajar de la mano de la UNAL.
Tras arduos análisis, determinaron que los culpables eran los hongos Fusarium graminearum y F. subglutinans quese propagaban rápidamente cuando las temperaturas bajaban de 8 °C por más de 8 días. “Cuando se hicieron las pruebas todas las semillas salieron infestadas y con el tiempo encontramos que el frío era el principal detonante de la enfermedad”, explica el productor.
Con esta información desarrollaron estrategias de manejo que incluían el tratamiento a la semilla con calor seco a 50 °C en el lote, la selección de variedades resistentes y el tratamiento de semillas con fungicidas.
“Ahora la mayoría de los agricultores controlamos la enfermedad, incluso en temporadas más favorables el impacto no ha sido tan grave”, destaca.
Este caso es solo uno de los muchos logros del Corredor Tecnológico Agroindustrial Bogotá y Cundinamarca, proyecto que por más de una década ha trabajado de manera colaborativa con comunidades rurales de Cundinamarca para mejorar la productividad, sostenibilidad y calidad de los alimentos.
La profesora Teresa Mosquera, directora de Investigación y Extensión de la UNAL Sede Bogotá (DIEB), recuerda que el proyecto comenzó en 2010 con el apoyo del Sistema General de Regalías. La idea inicial fue ambiciosa: involucrar a la academia, el Gobierno y los productores locales para abordar los problemas más apremiantes del agro cundinamarqués.
“Desde el principio la meta fue impactar no solo la producción de alimentos sino también el consumo y el transporte. Con ese propósito se involucraron 22 cadenas productivas en un esfuerzo que conectó a académicos y agricultores en una dinámica de colaboración y aprendizaje mutuo”.
Además de las mejoras en la producción agrícola, el proyecto incluyó actividades de concienciación en torno a la alimentación saludable. La profesora Mosquera y el profesor Jesús Alberto Villamil, de la Facultad de Ciencias Económicas, quien estuvo en los inicios del proyecto, mencionan que se trabajó en escuelas rurales, enseñándoles a los estudiantes y sus familias sobre la importancia de una buena nutrición.
Alrededor de 7.500 estudiantes de distintas áreas rurales participaron en talleres sobre hábitos alimenticios, aprendiendo cómo armar una lonchera saludable y evitar el consumo excesivo de alimentos procesados. El impacto fue evidente, ya que los estudiantes, entusiasmados, incluso llevaban el mensaje a sus casas y les pedían a sus padres que optaran por alternativas más saludables como las frutas.
Los académicos también hacen énfasis en la importancia de que los agricultores hayan adquirido la capacidad de gestionar sus cultivos de manera independiente, sin depender exclusivamente de la intervención de académicos o técnicos. “La meta siempre fue que ellos y el resto de la población con la que se trabajó quedaran con las herramientas necesarias para enfrentar por sí mismos cualquier desafío que viniera en el futuro”.
Las otras entidades aliadas son la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Gobernación de Cundinamarca.
La Unidad de Medios de Comunicación – Unimedios, es la unidad de producción y difusión de la información científica, cultural, investigativa, académica, artística y tecnológica generada por la Universidad Nacional de Colombia y dirigida a la comunidad universitaria y a la sociedad en general. Es una dependencia de nivel nacional, adscrita a la Rectoría que articula los medios de comunicación existentes dentro de la Unidad para velar por el buen nombre e imagen de la Institución, promover y agenciar sus logros e integrarla en su diversidad y con la sociedad a través de sus medios, servicios y productos.
Mediante tecnologías de fenotipado de alto rendimiento –como sensores y cámaras de alta precisión–, las cuales se utilizan en la agricultura de precisión para desentramar rasgos involucrados en la respuesta de las plantas a diferentes factores –en este caso, cómo aprovechan la luz y responden a su entorno los cultivos de soya de Obando, Caicedonia (Valle del Cauca) y Puerto Gaitán (Orinoquia)– se desarrollan variedades más resistentes a los efectos del cambio climático.
En el reconocido restaurante Abasto, en Bogotá, se llevó a cabo el lanzamiento oficial del conmovedor cortometraje "Guardianes del Mar: la fuerza resiliente de la pesca artesanal", una producción que visibiliza el papel fundamental de los pescadores artesanales de Tumaco como guardianes del océano y promotores de prácticas sostenibles.
El monitoreo realizado a 7.720 animales –distribuidos en 104 granjas de pequeños y medianos ovinocultores– evidenció que factores como el acceso a forraje de alta calidad y en grandes cantidades; la rotación de potreros para evitar el sobrepastoreo e impulsar la regeneración del pasto; y el uso de suplementos durante la gestación, la lactancia y el engorde, favorecen un crecimiento óptimo y mejoran la calidad de la carne.
En Arabia Saudí se anima a los agricultores a adoptar nuevas técnicas de riego, ya que el cambio climático y la desertización ejercen una presión cada vez mayor sobre los recursos hídricos y de tierras.
La tendencia en producción de aceite sigue al alza, pero el número de explotaciones, en cambio, se va reduciendo.
“Cacao el Corazón del Catatumbo”, es el nombre dado por las 300 familias participantes del proyecto que hoy deja aportes a la reactivación económica y productiva de la cadena de cacao en esta subregión de Colombia, integrando los enfoques étnico y de género como elementos clave para la transformación territorial.