Las redes sociales se han convertido en pilares de Internet. Millones de personas pasan horas en estas plataformas para socializar, compartir contenido, entretenerse e informarse. Facebook sigue siendo la red social con más usuarios. Más de 3.000 millones, según Statista. Con datos de abril de 2024. Le siguen YouTube (2.500), Instagram (2.000) y WhatsApp (2.000). La siguiente en la lista es TikTok (1.582), que tiene adeptos y críticos a partes iguales. Por un lado, hay contenidos interesantes y virales. Pero también hay videos que propagan bulos, desinformación, conspiraciones y mensajes de odio contra distintos colectivos.
Y más abajo encontramos X, antes Twitter. Según Statista, en abril de 2024, tenía 611 millones de usuarios. Ni siquiera está en el TOP 10 de redes sociales. Pero desde que Twitter se hizo popular entre músicos, actores, políticos y periodistas, lo que ocurre en Twitter, ahora X, suele tener eco en otras redes sociales. Y en los medios tradicionales: prensa escrita y online, radio y TV. De ahí que el multimillonario Elon Musk se interesara en ella. La compró y la ha moldeado a su gusto. Con polémicas.
La red social Bluesky tiene, mientras escribo esto, más de 20 millones de usuarios. Y cuando leas estas líneas, probablemente supere con creces esa cifra. No sabemos si esta migración repentina de X a Bluesky se mantendrá mucho tiempo. Y hasta qué punto arrastrará a usuarios de otras redes sociales, por la curiosidad. Pero es uno de esos fenómenos que llama mucho la atención. En especial porque desde que Twitter se convirtió en una plaza pública virtual que tenía repercusión en la sociedad, en la política y en los medios de comunicación de referencia. Era una manera de comunicarse con el mundo sin pasar por los filtros de los medios tradicionales.
Hoy en día es más frecuente encontrar declaraciones de famosos en Instagram o TikTok. Pero durante años, Twitter era ese lugar en el que las figuras más relevantes podían expresarse sin esperar a ser entrevistados. Y aunque muchos intentaron arrebatarle ese poder, ninguna red social ha logrado hacerle sombra.
Tras la compra de Elon Musk, Twitter, ahora X, ha ido perdiendo reputación. Musk prometió libertad de expresión y acabar con los bots. Sin embargo, el resultado fue el contrario: huida de anunciantes, mayor presencia de bots y cuentas que difunden contenidos de otros para monetizarlos a su favor… Y, lo peor, una mayor visibilidad de cuentas y mensajes de odio, bulos y desinformación. Incluso difundidos por el propio Musk.
Con cada nueva decisión o mensaje polémico de Elon Musk, algunos usuarios intentaban promover alternativas a X. Pero esas migraciones eran escuetas y escasas. Se popularizaron redes sociales minoritarias como Mastodon o CounterSocial. Y muchos optaron por alternativas más variadas como Reddit o Discord. Tampoco tuvieron mucho éxito Bluesky. Y qué decir de Threads, el clon de Twitter creado por Meta, el gigante propietario de Facebook, Instagram y WhatsApp.
La gota que colmó el vaso fue la victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales. Tras una primera legislatura de cuatro años (2017-2021) acompañados de decisiones polémicas y declaraciones extravagantes, parecía que todo volvía a la calma con su derrota electoral. Pero el asalto al Capitolio nos devolvió a la dura realidad.
Por otro lado, una de las razones por las que Trump obtuvo su victoria fue el apoyo de Elon Musk, también polémico por sus declaraciones. El considerado ser humano más rico del mundo, realizó varias acciones en favor de Trump. Desde premiar con dinero el voto a Trump a alterar los algoritmos de X para favorecer mensajes contra la candidatura demócrata y favorables al candidato republicano.
Si en el pasado, políticos y empresarios compraban diarios y emisoras de radio y TV para difundir su mensaje, hoy la clave está en las redes sociales. Hace poco, una encuesta concluía que uno de cada cinco estadounidenses se informa exclusivamente por las redes sociales. Y, más concretamente, por influencers.
Así, pues, tras la victoria electoral de Trump, más de un millón de usuarios, de Estados Unidos y Reino Unido, principalmente, dieron el salto de X a Bluesky. Esa cifra se produjo en un solo día, el 15 de noviembre. No fue algo coordinado. Simplemente, Bluesky fue la plataforma elegida como alternativa. Y también ayudó que medios de referencia como The Guardian anunciaran su decisión de abandonar X en favor de la red social Bluesky. Otros han migrado a Threads, como el escritor Stephen King, muy combativo con Elon Musk y Donald Trump. Pero la mayoría han optado por Bluesky, una red social prácticamente idéntica a lo que era Twitter en sus inicios.
Desde entonces, los contadores de usuarios de Bluesky van aumentando. La semana pasada, la cuenta oficial de Bluesky anunciaba 15 millones de usuarios. Y como vimos antes, ya supera los 20 millones. Una conclusión apresurada sería que X está condenada a desaparecer. Pero hay que tener en cuenta que la clave de X es su estatus, más allá de su número de usuarios. Habrá que ver si su condición de altavoz público se mantiene intacto o cae en favor de altavoces en alza como TikTok, Instagram, Threads o Bluesky.
Si bien X se ha convertido en un nido de cuentas polémicas, y muchos se quejan de las actitudes incívicas y de comentarios desafortunados, lo que hizo popular a Twitter fue precisamente la variedad de perfiles que publican en esta red social. El éxodo de X a Bluesky es un reflejo de la situación que vive Estados Unidos. Y, de refilón, otros países influenciados directa o indirectamente. La sociedad norteamericana vive una etapa enfrentamiento entre dos maneras de ver el mundo. El siglo XX está plagado de situaciones similares. Solo que hoy, esta polaridad es más visible en un mundo más conectado.
Bluesky se ha convertido en un refugio para quienes echan de menos la idea de Twitter antes de que el enfrentamiento fuera la tónica dominante. Un lugar en el que compartir, conversar y divertirse. Hoy, en la red social X de Elon Musk, cualquier comentario y cualquier publicación se convierten en una especie de batalla en la que hay que defender determinadas ideas con uñas y dientes. La violencia verbal con la que actúan determinados usuarios, impunemente por regla general, ha empujado a muchos a dejar X. Algunos de ellos figuras importantes en distintos campos del conocimiento. Y que se han visto avasallados por hordas de cuentas que no atienen a razones.
X podría acabar siendo un gueto de bulos, discursos de odio y desinformación. Pero como defienden algunos, sería una victoria para quienes difunden esos contenidos. El tiempo dirá si el crecimiento de Bluesky es pasajero o una tendencia que perdurará durante años. Y si X sigue siendo la plaza pública virtual que le otorgamos, entre todos, o si pierde lo que hizo única a esta red social durante años.
El blog de innovación de Telefónica
Giardia probablemente era endémica de la región de Jerusalén hace 2600 años.
Un equipo de paleontólogos españoles ha descrito el hallazgo de una nueva especie, Prodissopsalis jimenezi, que constituye el primer mamífero depredador del Eoceno medio descrito en la cuenca del Duero. Los resultados indican que este carnívoro desarrolló una dentición más cortante que la de sus antepasados de forma excepcionalmente rápida.