Entre los años 2022, 2023 y 2024, este proyecto impulsó el posicionamiento del cacao en esta subregión de Colombia desde las voces de familias campesinas y comunidades indígenas, a través de procesos de fortalecimiento técnico y productivo, tecnificando la producción y transformación del cacao, bajo prácticas sostenibles.
Sumado a ello, la entrega de activos productivos y la construcción rutas y vías de comercialización, fueron parte del proyecto que está impulsando el cacao como una de las principales líneas del agro catatumbense.
Este proyecto fue liderado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y recibió el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), contó con el soporte financiero del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para la Paz en Colombia (MPTF), y como socio local estuvo la Agencia de Renovación del Territorio (ART).
El Catatumbo (Ishtana) -que significa Casa del trueno en lengua Barí-, se engalana con el aroma a cacao, producto de la labor de mujeres y hombres, que con anhelo de paz celebran la recuperación de este cultivo, presente en más de 12 mil hectáreas de sembradas, y representa el sustento para unas 3.500 familias de 24 municipios de Norte de Santander, de acuerdo con cifras de Fedecacao.
El Catatumbo es una de las zonas priorizadas por el Acuerdo de Paz firmado en el año 2016, por el impacto que ha tenido del conflicto armado y por la presencia de cultivos ilícitos; y para revertir este contexto, un sector promisorio es el cacao, que permite conservar la tradición cacaotera, y posibilita la transición de cultivos ilícitos a este grano, que, además hoy tiene un alto precio y demanda a nivel nacional e internacional.
En total participaron 300 familias cacaocultoras (de ellas 106 lideradas por mujeres). 100 familias de 11 comunidades indígenas del Resguardo Motilón Barí y 200 familias campesinas, pertenecientes a 12 organizaciones rurales, se sumaron al modelo de extensión rural integral con enfoque étnico y de género a partir de la asistencia técnica, la incorporación de buenas prácticas agrícolas y el desarrollo socioempresarial, liderado por la FAO en alianza con FEDECACAO, con quien se continúa la consolidación de encadenamientos productivos y de comercialización.
También se integraron 70 personas (entre ellas 21 mujeres) en la construcción de la infraestructura vial entre la vereda Los Ángeles y el corregimiento de San Pablo en el municipio de Teorama, obra que ha permitido el transporte del grano de cacao hacia el Centro de Acopio de Coomvesap, que también hizo parte de esta iniciativa.
En coordinación con la Agencia de Renovación de Territorio (ART), Cacao, el Corazón del Catatumbo desarrolló en total la construcción de 22 obras de infraestructura de mejoramiento vial, bajo la firma de cuatro Acuerdos de Subvención de bajo valor con la Junta de Acción Comunal Los Ángeles, ASOJUNTAS San Pablo, Asociación GAMUCAMPO y asociación ASDESS.
Cada acción del proyecto “Cacao el Corazón del Catatumbo”, sigue aportando en la generación de ingresos para esta comunidad, y en la formación de habilidades y acumulación de experiencias, que favorece la dinamización del mercado laboral y reactivación económica de este territorio.
Este proyecto se hizo posible gracias a la participación de las organizaciones rurales que hicieron parte del proceso, las cuales son: Aprasef, Asoprogres, Asoporte, Coomvesap, Asomutca, Chocoarte´S - Darigba, Asoprozonor, Asomeven, Comicata, Gamucampo, JAC Los Ángeles, Asdess y Asojuntas. Y también, por la participación de las comunidades indígenas del Resguardo Motilón Barí participaron: Brubucanina, Ocbabuda, Suerera, Asabaringcayra, Shubacbarina, Sacacdu, Isthoda, Bratoctora, Caxbaingcayra, Saphadana, Bridicayra y Pathuina.
¡Cacao el Corazón del Catatumbo, sigue siendo una apuesta para transformar la vida de esta comunidad, que ve en el cacao: desarrollo rural, futuro y un camino hacia la Paz total!
Conozca aquí el video: Cacao, corazón del Catatumbo: transformación territorial camino a la paz
La FAO es la agencia de las Naciones Unidas que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. Nuestro objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos, y al mismo tiempo garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana. Con más de 194 Estados miembros, la FAO trabaja en más de 130 países. Todos podemos desempeñar un papel importante en la erradicación del hambre.
Mediante tecnologías de fenotipado de alto rendimiento –como sensores y cámaras de alta precisión–, las cuales se utilizan en la agricultura de precisión para desentramar rasgos involucrados en la respuesta de las plantas a diferentes factores –en este caso, cómo aprovechan la luz y responden a su entorno los cultivos de soya de Obando, Caicedonia (Valle del Cauca) y Puerto Gaitán (Orinoquia)– se desarrollan variedades más resistentes a los efectos del cambio climático.
En el reconocido restaurante Abasto, en Bogotá, se llevó a cabo el lanzamiento oficial del conmovedor cortometraje "Guardianes del Mar: la fuerza resiliente de la pesca artesanal", una producción que visibiliza el papel fundamental de los pescadores artesanales de Tumaco como guardianes del océano y promotores de prácticas sostenibles.
El monitoreo realizado a 7.720 animales –distribuidos en 104 granjas de pequeños y medianos ovinocultores– evidenció que factores como el acceso a forraje de alta calidad y en grandes cantidades; la rotación de potreros para evitar el sobrepastoreo e impulsar la regeneración del pasto; y el uso de suplementos durante la gestación, la lactancia y el engorde, favorecen un crecimiento óptimo y mejoran la calidad de la carne.
En Arabia Saudí se anima a los agricultores a adoptar nuevas técnicas de riego, ya que el cambio climático y la desertización ejercen una presión cada vez mayor sobre los recursos hídricos y de tierras.
La tendencia en producción de aceite sigue al alza, pero el número de explotaciones, en cambio, se va reduciendo.
Desechos como bosta de caballo, hojarasca, boñiga de cordero, poda de pasto, tallos de frijol y aserrín resultaron ideales para cultivar hongos comestibles como el champiñón gris (Pleurotus pulmonarius) de la variedad orellana gris, capaces de prosperar en condiciones climáticas extremas. Por su sabor y textura esta especie es muy apreciada en Europa y Norteamérica, y en Colombia tiene un alto potencial para ser producida a escala comercial.